En un manifiesto, destacaron el especial impacto de la pandemia en este colectivo, y subrayaron la poca atención mostrada hacia sus opiniones durante esta etapa y sus especiales problemas de acceso a la información y a la salud.

Según Danlami Basharu, portavoz del Comité de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, la Covid-19 ha puesto en evidencia "la debilidad de los avances logrados en las últimas dos décadas" por este colectivo.

Por eso, los estados deben “mitigar de inmediato sus efectos a corto plazo y asegurar una mejor planificación, para que en las futuras crisis nadie se quede atrás”.

“Uno de los aprendizajes más evidentes tras estos meses de pandemia tiene que ver con la escasa participación de las organizaciones de personas con discapacidad en la respuesta a la crisis”, agregó.

A su juicio, “problemas que eran perfectamente predecibles se obviaron por no consultar a estas personas y a sus representantes”, y eso limitó "la eficacia y la efectividad" de las medidas adoptadas.

El relator especial de este mismo Comité, Gerard Quinn, reclamó "un enfoque de derechos humanos para garantizar sociedades justas, sostenibles y resilientes", que reconozca la urgencia de garantizar "una educación de calidad y en igualdad de condiciones".

Para la enviada especial sobre Discapacidad y Accesibilidad del secretario general de la ONU, María Soledad Cisternas, “otra lección que nos deja esta crisis es la necesidad de mejoras en todo lo que tiene que ver con el acceso a la información y a la comunicación" por parte del colectivo.

También cree que ha quedado en evidencia “la fragilidad de las prestaciones sociales”, y denunció la marginación de las personas con discapacidad y de otros grupos vulnerables de los servicios de asistencia e, incluso, de los sistemas de salud y de educación.

Finalmente, resaltó "el aumento del aislamiento y de la violencia hacia estas personas, sobre todo hacia mujeres y niñas con discapacidad".