Educación

Unos 80.000 alumnos no pueden volver a sus escuelas en el Líbano un mes después de la explosión

- Unicef pide más ayuda para que la vuelta a clase sea posible a final de mes

MADRID
SERVIMEDIA

Un total de 183 centros educativos de Beirut siguen destruidos o con daños muy importantes, lo que de momento impide la vuelta a las clases de unos 80.000 alumnos en la capital del Líbano.

Así lo puso de manifiesto Unicef este viernes coincidiendo con el primer mes desde que se produjeron dos grandes explosiones en el puerto que debastaron gran parte de la ciudad.

En su informe 'Everything around me is in ruins' ('Todo a mi alrededor está en ruinas'), la Agencia de Naciones Unidas para la Infancia pide a los países aumentar la ayuda y actuar con urgencia para que todos los niños puedan volver a la escuela a finales de septiembre, cuando Líbano reanuda su curso escolar.

Según Unicef, al menos 163 escuelas públicas y privadas de Beirut resultaron dañadas entonces, lo que impide la educación presencial a más de 70.000 estudiantes y a 7.600 profesores.

Además, 20 centros de Formación y Educación Técnica y Profesional sufrieron daños, con aproximadamente 7.300 estudiantes damnificados. Junto a Unicef, la Unesco y otras agencias y organizaciones, el Ministerio de Educación de Líbano está movilizando sus recursos con rapidez para que los centros menos dañados puedan empezar a funcionar en octubre.

Sin embargo, un 20% de las escuelas afectadas sufrieron daños muy graves y necesitarán más tiempo y fondos para reconstruirse.

CORONAVIRUS

Debido a la pandemia de Covid-19, todas las escuelas planean implementar un enfoque mixto que combine un aprendizaje cara a cara con educación a distancia, según explicó Unicef.

Estos planes se han complicado debido al impacto de las explosiones. Por ello, Unicef pidió "abordar con urgencia el tema de la conectividad y del acceso limitado a los materiales educativos", dado que muchos hogares fueron destruidos y las familias tuvieron que ser reubicadas.

"Los niños más vulnerables no tenían ni materiales ni conectividad", por lo que corren mayor riesgo de retrasar su vuelta al colegio e incluso de dejar la escuela.

Además, concluyó que las familias que perdieron sus hogares y sus medios de vida se enfrentan a dificultades económicas para matricular a sus hijos y apoyar su educación.

(SERVIMEDIA)
04 Sep 2020
AGQ/pai