“Las lecciones fundamentales es que antes de la crisis del Covid era muy importante la necesidad de ajustes de costes, de eliminación de exceso de capacidad, de reestructuración del sector bancario, pero con la pandemia dichas precauciones se han hecho mucho más imprescindibles, mucho más importantes, mucho más relevantes”, explicó durante un curso de la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) celebrado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander (UIMP) con el patrocinio de BBVA.

Guindos admitió que la banca europea se encontraba en “una situación mucho mejor desde punto de vista de capital, de liquidez en comparación con la crisis de hace 10-12 años” y contaba con una hucha “que le permitía hacer frente a un choque tan importante como el que hemos asumido”.

Sin embargo, indicó que la rentabilidad ya exigía tomar medidas porque era demasiado baja y el nuevo shock la ha perjudicado de forma dramática haciendo más acuciante la necesidad de restaurarla con medidas como ajustes de costes, reestructuraciones u operaciones corporativas.

“La rentabilidad, que en el año 2019 estuvo en el entorno del 6%, el mercado está esperando que en el año 2020 esté por debajo del 2% el año que viene en el entorno del 3%, mientras que el coste de capital que demandan los inversores está en el 10-12%”, detalló.

El abrupto desplome se producirá de la mano de la crisis económica, “la necesidad de provisiones, la caída de los ingresos de los bancos”, algo que refirió que se ha traducido además ya en una caída de más del 30% de las cotizaciones en los bancos europeos desde el arranque del año dejando sus valoraciones muy por debajo de los bancos de EEUU o los nórdicos y en una revisión generalizada a la baja en las perspectivas de sus ratings.

Ante este escenario Guindos indicó que se hace “necesario actuar” y la consolidación “es un instrumento que puede ser útil, tanto en la banca doméstica como entre países, transnacional” “Creemos que, por tanto, ese proceso de consolidación debería llevarse a cabo de forma relativamente rápida y urgente”, abundó.

“Nosotros lo que ponemos de manifiesto es la necesidad de actuación, pero, lógicamente, los propios bancos están viviéndolo en sus propias carnes porque ellos lo ven día a día en lo que son las cuentas de resultados”, refirió.

Si bien matizó que su reflexión era genérica y sobre el conjunto de la banca europea, Guindos reconoció que la se trata de una receta extensible a la banca española a preguntas directas durante el curso.

Al respecto indicó que si bien la banca española “ha llevado a cabo un proceso de saneamiento importante, de consolidación ya muy notable” también se ha tropezado con una caída del PIB “que ha sido más intensa que la media de Europa”. “Por lo tanto, pese a que es una banca saneada, que tenía márgenes de capital, también está afectada por la cuestión de la rentabilidad. Por lo tanto, la recomendación que se hace para el conjunto de la zona euro también sería aplicable lógicamente a España”, afirmó.

En lo que Guindos no quiso entrar es si hay modelos de integración ideales para el BCE, asegurando que el organismo europeo realiza sus consideraciones pero son las propias entidades las que deciden en última instancia su gestión.

“Nosotros no vemos ni con buenos ni con malos ojos –los modelos de integraciones-. Nosotros no interferimos lo más mínimo en las decisiones de los bancos. Nosotros hacemos consideraciones generales desde el punto de estabilidad financiera y posteriormente el supervisor financiero hace su labor”, apuntó. “No diseñamos ningún mapa desde el punto de vista de consolidación”, zanjó.