Así se pronunció Garzón en una entrevista en la Cadena Ser Cataluña recogida por Servimedia en la que se mostró partidario de que la justicia “investigue y busque lo que corresponda”, al tiempo que subrayó que a Podemos “le han investigado más de una docena de veces en las que previamente se arma un escándalo mediático con una serie de indicios que acaban siendo falsos”.

“Lo que hay es un desgaste a la marca política, aunque después, al final, nunca llega nada a juicio”, sentenció, para insistir en que es necesario “entenderlo en una lógica de desgaste político” hacia un espacio político que ahora forma parte del Gobierno y se ha convertido en el “blanco perfecto de una derecha reaccionaria que nunca va a aceptar que la izquierda, especialmente la izquierda que nosotros representamos, gobierne”.

En este punto, defendió que, con respecto al PP, la coalición “ha hablado siempre cuando ya no solo había indicios, sino que había pruebas". "Cuando todo eso ya está acreditado, porque ya no son solo indicios ni rumores, sino que ya hay pruebas consistentes y un juicio y una sentencia eso es irreversible”, arguyó.

Sin embargo, para Garzón, la investigación que lleva a cabo un juzgado de Madrid a instancias del exabogado de Podemos José Manuel Calvente, es “distinta”. “Estamos hablando de una persona de Podemos que acabó mal internamente con la dirección actual y que dice que escuchó unos rumores en la sede y lo puso en conocimiento del juez y el juez con eso ha abierto un caso” antes del cual “determinados medios de comunicación ya lo habían abierto” a pesar de que "saben que se archivará".

“Ahora no hay ninguna prueba, ahora hay un señor cabreado internamente con Podemos que dice que en la sede de Podemos escuchó a otros trabajadores decir algo”. “Esto, que sería un chascarrillo, se ha convertido en una prueba contra un partido político y no es casualidad que sea contra nosotros, claro”, lamentó, insistiendo en que a él no le consta “alguna irregularidad” en la contabilidad de Podemos.

ESCRACHES

En otro orden de cosas, Garzón enmarcó en esa estrategia de “desgaste” los escraches sufridos por el vicepresidente primero del Gobierno, Pablo Iglesias, y la ministra de Igualdad, Irene Montero, que, a su entender, sufren un “acoso continuado y permanente por razón fundamentalmente ideológica” y orquestado por una “movilización ultra dirigida especialmente por partidarios de Vox” que tienen una “idea profundamente reaccionaria de lo que es el país”.

“Como si ellos pudieran decidir quiénes son españoles y quienes no y quiénes se tienen que quedar y quiénes no”, denunció, para hacer hincapié en que se trata de una estrategia “organizada” por una “extrema derecha más parecida al escuadrismo fascista de los años 30 que a cualquier tipo de protesta democrática”.

Tras incidir en que el acoso a Iglesias y Montero “no tiene esa categoría, sino una categoría de movilización ultrareaccionaria de extrema derecha”, Garzón aseveró que las concentraciones frente al domicilio de exdirigentes del PP como Soraya Sáenz de Santamaría “estaban acotadas, duraban días y tuvieron consecuencias jurídicas en la mayoría de los casos”.

“Aquí lo que estamos viendo, desgraciadamente, es una enorme impunidad por parte de estos grupos de extrema derecha en un clima muy preocupante” auspiciado por una “derecha reaccionaria que no admite, porque es rencorosa, que una izquierda como la que nosotros representamos esté gobernando este país porque así lo han querido los españoles”, sentenció, convencido de que se trata de "algo muy preocupante que debería preocupar a cualquier demócrata”.