Casado lanzó este mensaje durante la reunión de la Junta Directiva Nacional del PP, convocada esta mañana de forma telemática para aprobar los nuevos nombramientos en la cúpula del partido tras la destitución de la portavoz parlamentaria. La cúpula popular ratificó su propuesta para que Cuca Gamarra sea la nueva portavoz en la Cámara Baja; Ana Pastor, la nueva vicesecretaria ejecutiva de Política Social; y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, el nuevo portavoz nacional del partido.

Adujo que su incorporación supone una “renovación con simbiosis de experiencia” porque previamente han ostentado importantes cargos de gestión en la administración pública. Recordó que Gamarra fue la “alcaldesa más votada” de Logroño y vicepresidenta de la Federación Española de Municipios y Provincias; que Pastor ha sido ministra de Sanidad y de Fomento, además de presidenta del Congreso; y que Almeida es actualmente el primer edil de la capital de España. Además, destacó que “todos ellos son una referencia de cercanía, humildad, eficacia, credibilidad, coherencia y solvencia”, lo que contrasta -en los dos primeros sustantivos- con la soberbia que suele achacarse a Álvarez de Toledo.

Casado adujo que el PP debe “representar a todos los españoles voten a quien voten, hablen la lengua que hablen, amen a la persona a la que amen” y como dos principios básicos proclamó, por un lado, que “nuestra única ancla es España, y nuestra única vela la libertad” y, por otro lado, que hay que defender “la libertad: no sólo la de cada uno, sino la de todos”.

En este sentido, sugirió que el partido en esta etapa de oposición debe asemejarse más a los ciudadanos y estar más cerca de ellos en vez de lo contrario. “Un partido no puede pretender que una sociedad se parezca a él por mucha razón que tenga. Lo que debe hacer es parecerse lo más posible a la sociedad y caminar junto a ella para mejorar su vida y para ir conquistando espacio para nuestras ideas desde los gobiernos”, dijo.

GOBERNAR DE OTRA MANERA

El objetivo de esta estrategia es mostrar a los ciudadanos que “las cosas se pueden hacer de otra manera” frente a la “indolencia, inacción, imprudencia y autocomplacencia” del Ejecutivo de Pedro Sánchez, a quien acusó de haber agravado la situación sanitaria y económica del país con su actitud.

Por eso, insistió en que el PP es “el único proyecto de futuro próspero y libre” y advirtió a sus compañeros de que los ciudadanos “nos miran y, aunque el Gobierno se niegue a aceptar nuestras propuestas, lo importante que los españoles sepan que existe una alternativa que funciona”.

Casado argumentó que “el PP es la esperanza de los españoles que ya lo vuelven a pasar mal con otro gobierno socialista” y lamentó que esta es “la tercera vez que esto ocurre en democracia” porque José María Aznar llegó a La Moncloa tras años de crisis y corrupción de Felipe González y Mariano Rajoy heredó de José Luis Rodríguez Zapatero una delicada situación económica al borde del rescate de la UE.

Sin embargo, sentenció que su partido “no puede ser solo un valor refugio para cuando pintan mal las cosas” y, por ello, señaló que “no podemos quedarnos quietos esperando a que nos den la confianza por contraste con la pésima gestión de la izquierda”.

“Debemos salir al encuentro de esa mayoría silenciosa que quiere estar unida para hacer cosas juntos, pero que necesita un proyecto transversal e ilusionante para que les una a luchar por el futuro de España. Debemos ser esa fuerza tranquila, pero imparable, que devuelva el horizonte a un país sumido de nuevo en una depresión por las malas políticas de la izquierda radical”.

GUIÑO A LOS SOCIALDEMÓCRATAS

Casado admitió que no se conforma con “seguir siendo un partido grande” al que votan millones de personas en las urnas, sino que aspira “a ser aún más grande para cobijar de nuevo a diez millones de españoles”, como en las mayorías absolutas de Aznar y Rajoy. “Ahora tenemos que tener una puerta ancha para que todo el mundo pueda entrar sin hacer cola, sin tener que acreditarse. Esta es la casa común del centro derecha, de liberales, conservadores, demócrata-cristianos, y sí, también de socialdemócratas decepcionados con lo que la izquierda está haciendo con los nacionalistas y los radicales”.

Señaló que el camino para volver a gobernar pasa por ser un partido amplio y transversal, una formación “de plazas anchas, no de trincheras estrechas”. En este punto, pareció marcar distancias con Vox al sostener que como principal partido de la oposición “el PP no tiene vocación de minoría indomable” sino que “tiene vocación de mayoría imbatible”.

Recalcó que “las mayorías se construyen sumando” y que eso se consigue “alrededor de un proyecto claro y centrado, con cimientos sólidos y con espacio para muchos”. También se consigue “cediendo todos en lo secundario para poder obtener lo prioritario. Con ideas y convicciones claras, no difusas; pero con actitudes constructivas”.

“Tenemos que evitar el error fatal de pensar que para defender las convicciones hay que cavar trincheras y utilizar palabras como puños. No solo debemos tener convicciones, ideas y propuestas, sino que tenemos que proyectarlas eficazmente hacia la sociedad, que es madura y compleja, y que espera de nosotros razones y argumentos, persuasión y empatía”, añadió en su mensaje telemático a los dirigentes populares de toda España.

“Sin convicciones no se puede ganar, sin persuasión, tampoco. Necesitamos las dos. De lo que se trata es de que cada vez más españoles compartan nuestras convicciones, esas ideas, esos principios. Y eso no puede ocurrir si renunciamos a ellas, pero tampoco si no las proyectamos adecuadamente”, insistió.

Tras el cese de Álvarez de Toledo como portavoz en el Congreso y los nombramientos de Cuca Gamarra Gamarra y José Luis Martínez-Almeida para tener otras voces más moderadas pero igual de firmes en la defensa de los principios, Casado advirtió a su partido de que “si no sabemos transmitir eficazmente lo que pensamos, si nuestras palabras se pierden porque se llenan de ruido y de interferencias, si la agenda principal se oculta por una agenda paralela, porque hablamos de nosotros mismos más que de los españoles, entonces, por sólidas que sean nuestras convicciones, nuestra tarea política fracasará”.

También marcó distancias con Vox cuando recomendó “evitar las trampas con las que nos tratan de distraer durante esta legislatura, esa absurda y clásica división entre la derecha que crispa a la izquierda y la derecha que se rinde a esa izquierda”.

En su opinión, esto no significa “ponerse de perfil y abrazar una sumisión a la izquierda” porque tal cosa supondría “un error y nada tiene que ver con la naturaleza de este partido”; pero tampoco es conveniente “actuar con agresividad, marcando el perfil hasta convertirlo en arista” porque eso es “otro error”.

LA BATALLA DE LAS IDEAS

La mayor parte de la intervención de Casado estuvo dedicada a explicar el “cuaderno de bitácora” que define los principios y valores del PP y que reivindicó minuciosamente después de la entrevista que Álvarez de Toledo concedió el lunes al diario ‘El País’ y que fue el detonante último para cesarla como portavoz en el Congreso porque, entre otras cosas, cuestionaba al rey Juan Carlos y abogaba por un gobierno de concentración con el PSOE para superar la crisis económica que deja la pandemia por Covid-19.

Casado agradeció abiertamente a Álvarez de Toledo su trabajo parlamentario “durante las últimas dos legislaturas tan complejas para España”, aunque en realidad ha sido poco más de un año, ya que la legislatura anterior acabó en repetición de elecciones en noviembre de 2019. “Gracias por todo, Cayetana. Esta será siempre tu casa y puedes contar conmigo para lo que quieras”, dijo. Sin embargo, a partir de ahí pidió a todo el partido que defienda a Felipe VI y a la institución monárquica como “garante de la unidad nacional y la continuidad histórica de España”.

Después criticó la idea de Álvarez de Toledo de un gobierno de concentración entre PP y PSOE porque “nadie de esta Junta Directiva aspira a ser ministro de Sánchez, sino a derrotarle en las urnas y gobernar para todos los españoles y hacer una España mejor”.

Sobre la libertad individual que la exportavoz reivindicó el lunes en rueda de prensa tras ser destituida del puesto, Casado replicó que “lo difícil no es invocar la libertad de uno mismo y ponerla por delante”, sino que “lo difícil es defender la libertad de todos y ponerla por encima de todo”. “En la práctica democrática, la libertad son las instituciones y las instituciones exigen cesiones a quienes forman parte de ellas, como ocurrió en la Transición y como se cinceló en la Constitución”, agregó.

Casado también hizo referencia a la batalla de las ideas de la que siempre suele hablar Álvarez de Toledo y sobre la que se le considera un referente político en el centroderecha español. El presidente de los populares precisó que esa cuestión “no es meramente conceptual, sino real” y consiste en pasar “de las musas al teatro” para “mejorar la vida de nuestros compatriotas a través de la puesta en marcha de las ideas y las políticas de gobierno”.

Asimismo, abogó por la “ejemplaridad como partido” y recalcó que eso “empieza por la unidad, la coherencia, la credibilidad y la lealtad a unas siglas por las que decenas de personas dieron su vida”, en referencia especial a las víctimas de la banda terrorista ETA y al PP del País Vasco, con el que Álvarez de Toledo se ha enfrentado varias veces a través de declaraciones en los medios.