En un manifiesto, los profesionales de la educación miembros de esta red defienden una educación activa en la naturaleza, más saludable y prosocial, que permitirá "además compensar la vida confinada, digitalizada y sedentaria que estamos viviendo antes, durante y después de la pandemia del coronavirus".

Asimismo, reclamaron mejorar las condiciones laborales del profesorado y del resto de los profesionales implicados en la formación de los alumnos, para lo que se necesita "estabilidad" y aumentar los recursos (materiales y humanos) destinados al sistema.

El manifiesto incide en los beneficios de este tipo de educación para la salud (física y emocional), la formación y el desarrollo cognitivo de los alumnos. "Intentamos simular con tecnología la realidad que hay fuera, pero nunca podremos ni sustituirla ni igualarla", subraya el texto.

"Por algo nos esforzamos en reproducirla artificialmente", prosigue, ya que "es importante y necesaria para todos". A su juicio, mantener el confinamiento del sistema educativo como una solución segura y saludable va en contra de la evidencia científica y de la experiencia práctica.

"Somos parte de la naturaleza y como en todo ecosistema, nos necesitamos mutuamente". "Durante este tiempo de confinamiento, hemos sentido la imperiosa necesidad de salir al aire libre, de movernos y de relacionarnos con los demás", agrega Reefnat. "La ventana era nuestra conexión al exterior".

Sin embargo, resalta la paradoja de que, "al mismo tiempo, teníamos la sensación de comodidad y seguridad que nos ofrecen los espacios cerrados, cuando en realidad nos atrapan como telarañas". Así, la red destaca como en las últimas décadas, "la educación se ha ido confinando cada vez más en el aula y en el gimnasio".

En su opinión, "estos espacios suponen entornos de aprendizaje empobrecidos, donde se priva a los alumnos de relaciones sociales y de estímulos físicos y ambientales determinantes para su desarrollo". "La comodidad y la seguridad que nos ofrecen nos distancia de la naturaleza y del entorno próximo", reitera.

BENEFICIOS

Asimismo, el manifiesto subraya que diversos estudios avalan los efectos beneficiosos para la salud que tienen los espacios al aire libre, en especial las zonas verdes. "Influyen de forma muy positiva en aspectos cognitivos, sociales, emocionales y físicos".

Según la red, las actividades al aire libre mejoran el desarrollo cognitivo, ejercitan una función restauradora de la atención, rebajan la irritabilidad y la agresividad y aumentan la resiliencia ante situaciones de estrés.

Además, los entornos exteriores y con luz natural mejoran la salud visual, especialmente la miopía. Por otro lado, "los espacios al aire libre nos permiten compensar los efectos de la vida confinada", continúa, al aportar "una amplia estimulación sensorial frente a las imágenes y mensajes en dos dimensiones de las pantallas del interior del hogar y de las aulas".