Según Díez, Rubalcaba, que fue el único representante del Gobierno en la reunión ante la ausencia de la vicepresidenta económica, Elena Salgado, y los ministros de Trabajo e Industria, Valeriano Gómez y Miguel Sebastián, le dijo bien claro que las posibilidades de sacar adelante enmiendas en la tramitación parlamentaria eran mínimas.

En consecuencia, la dirigente de UPyD se preguntó cómo se puede hablar de pacto de Estado, y comparar nada menos que con los de La Moncloa de 1977, cuando los grupos parlamentarios han sido "verdaderamene excluidos" y el Gobierno sólo se ha reunido con ellos para hacerse "la foto", pues los acuerdos con los agentes sociales están "absolutamente cerrados".

Pero no sólo no ha sido un pacto: para Díez tampoco ha sido una verdadera reforma, sino "un mero ajuste". Por ejemplo, argumentó, la de las pensiones no prevé más financiación del sistema que las cotizaciones, y, al no dotarlo con impuestos u otras fuentes, está condenada a requerir "ajustes posteriores" por culpa de la "determinación ideológica" del Gobierno.

También criticó que se penalicen las jubilaciones anticipadas con el doble de cuantía con que se incentivan las voluntariamente retrasadas, y describió como una "tomadura de pelo" que se establezcan como una novedad los itinerarios de formacion de parados. Asimismo, mostró su oposición a la reducción de las ayudas de 426 a 400 euros y la renuncia a abordar la problemática situación de las viudas.

Como conclusión, Díez lamentó que "las pensiones no se pueden tocar" y "lo demás está tan indefinido que tampoco se puede tocar". En su opinión, los socialistas "se han limitado a salvar los muebles porque estábamos en la mira de nuestros socios europeos" y, además, como saben que, "ellos no van a estar" en el gobierno cuando haya que aplicar el pacto, "las consecuencias les importan un bledo".