Según la familia de Bello, el español era un empresario que hacía negocios en Filipinas y que fue objeto de un intento de extorsión por parte de la policía de aquel país y acabó muerto a tiros en circunstancias poco claras.

La policía filipina alegó que Bello traficaba con drogas y que se resistió a los agentes cuando intentaban detenerlo, llegando incluso a apuntarles con un arma de fuego. La familia niega estas acusaciones y se prepara para recurrir el archivo de la causa. Filipinas, gobernada con mano dura por Rodrigo Duterte, permite a sus fuerzas de seguridad disparar sin más preámbulo en caso de encontrarse ante un delito de tráfico de drogas.