Ciencia

La australopiteca 'Lucy' tuvo el cerebro como un simio pero una infancia tan larga como los humanos

- Hace unos tres millones de años fue un momento clave en la evolución humana, según un estudio

MADRID
SERVIMEDIA

Los antepasados humanos que vivieron hace más de tres millones de años, como las australopitecas 'Lucy' y 'Selam', tenían cerebros del tamaño de un chimpancé, pero el crecimiento cerebral en la infancia era tan prolongado como el de los humanos.

Asi se recoge en una nueva investigación dirigida por la Universidad de Chicago (Estados Unidos) y publicada en la revisa 'Science Advances', que señala que la especie 'Australopithecus afarensis', famosa por los fósiles infantiles 'Lucy' y 'Selam', encontrados en el yacimiento de Dikika (Etiopía), tenían rasgos simios y humanos, un sello distintivo de la evolución.

Con el uso de la tecnología precisa para escanear ocho cráneos fósiles de esa región, los investigadores también resolvieron una incógnita de larga duración sobre si esta especie tuvo una infancia prolongada, un periodo de tiempo único para los humanos que permite aprender y crecer.

"Ya hace tres millones de años, los niños dependían mucho de los cuidadores", apunta Zeresenay Alemseged, profesor de biología y anatomía en la Universidad de Chicaco y autor principal de la investigación, quien añade: "Eso les dio a los niños más tiempo para adquirir habilidades cognitivas y sociales. Al comprender que la infancia surgió hace 3,5 millones de años, estamos estableciendo el momento para la llegada de ese momento clave en la evolución humana".

Alemseged, que descubrió el fósil infantil de 'Selam' en 2000, ha estudiado durante décadas al 'Australopithecus afarensis', especie ampliamente aceptada como ancestro de todos los homínidos posteriores, incluidos los humanos. Esos individuos vivieron en África oriental hace más de tres millones de años y tenía características similares a las humanas, puesto que caminaban erguidos, tenían cerebros un 20% más grandes que los chimpancés y pudieron haber usado herramientas afiladas de piedra.

Pero aún hay muchas preguntas que resolver, incluso si su cerebro estaba organizado como el de los humanos, lo que podría indicar comportamientos más complejos, como la compunicación, y si también tuvo un crecimiento cerebral prolongado en el tiempo.

TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADAS

Cuando Alemseged descubrió los restos de 'Selam' usó una tomografía computarizada para examinar su cráneo; al estudiar sus dientes, determinó que tenía tres años cuando murió. Sin embargo, para comprender cómo estaba organizado su cerebro, necesitó una tecnología de imagen más precisa, por lo que su equipo utilizó tomografía computarizada con sincrotrón, que utiliza rayos X extremadamente potentes para revelar información detallada sobre la estructura de un material, con lo que pudo escanear ocho cráneos de Dikika, entre ellos el de 'Selam'.

Si bien los cerebros no se fosilizan, dejan huellas en el interior del cráneo. Con los escáneres, los investigadores pudieron medir el volumen endocraneal y ver la ubicación del surco semilunar, una fisura que separa las partes anterior y posterior del cerebro. Esta ubicación difiere en humanos y chimpancés. En los primeros, que tienen una corteza prefrontal grande, la fisura se empuja más hacia abajo en el cerebro. En los chimpancés, la fisura está más cerca del frente. Los escaneos revelaron que el 'Australopithecus afarensis' tenía un surco semilunar en una posición similar a la fisura encontrada en los cerebros de los chimpancés.

"Esto resuelve un argumento contencioso que ha polarizado a los paleontólogos durante años", apunta Alemseged, que añade: "Ahora podemos decir que la organización del cerebro era más parecida a un simio".

Pero eso no significa que la especie actuara como un chimpancé. El grupo de investigadores también utilizó escáneres tomográficos computarizados con sincrotrón para contar las líneas de crecimiento dental de la niña 'Selam'. Similares a los anillos de crecimiento en los árboles, estas líneas de crecimiento pueden mostrar la fecha exacta de nacimiento y muerte de una persona menor de edad. Los expertos dentales del equipo calcularon la edad de la niña en 2,4 años. "Eso le permite preguntar qué parte del cerebro se formó a esa edad", añade Alemseged.

Cuando los investigadores compararon el volumen endocraneal de la niña con el de chimpancés y humanos, descubrieron que el desarrollo cerebral en 'Australopithecus afarensis' era prolongado, como en los humanos de hoy. Eso significaba que la especie tuvo una larga infancia, lo que sentó las bases para la evolución posterior del cerebro y el comportamiento social que diferencia a los humanos actuales.

(SERVIMEDIA)
01 Abr 2020
MGR/mjg