La invitación corrió a cargo de Rajoy, que estuvo acompañado por la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal; los tres vicesecretarios generales, Javier Arenas, Ana Mato y Esteban González Pons; la portavoz en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría; el portavoz en el Senado, Pío García Escudero; y el presidente fundador del PP, Manuel Fraga; además de los dirigentes territoriales.

Según relataron a Servimedia fuentes asistentes al almuerzo, el único mandatario autonómico que faltó a la cita fue el presidente de Melilla, Juan José Imbroda. Tampoco estuvieron el portavoz en el Parlamento Europeo, Jaime Mayor Oreja, ni el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, integrante del Comité de Dirección del PP y que prefirió comer en otro céntrico restaurante con gente de su equipo en el Ayuntamiento.

La comida de Rajoy y los barones comenzó con cierto retraso, ya que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y la presidenta del PP de Cataluña, Alicia Sánchez Camacho, llegaron más tarde de lo previsto porque tenían que atender otros compromisos en la Convención Nacional.

RAJOY, EN EL CENTRO

La espera se amenizó con una copa en la que Rajoy pudo conversar de forma distendida con los miembros de la dirección nacional y los responsables autonómicos del partido. Después, durante el menú se sentaron en una larga mesa en la que el presidente del PP ocupó el centro.

A sus lados estaban la secretaria general del PP, María Dolores de Cospeda, el presidente del PP de Andalucía, Javier Arenas, y el presidente de La Rioja, Pedro Sanz, el más veterano de los gobernantes autonómicos de esta formación.

La comida se desarrolló con más premura de lo habitual, ya que a las cuatro y media de la tarde debían estar todos de regreso en la Convención para iniciar la sesión de tarde. Primero tomaron perdiz con ensalada y balacao de plato principal.

De postre, un dulce de chocolate con helado que, sin embargo, degustaron muy pocos. La mayoría de los dirigentes están guardando la línea ante las elecciones de mayo o por razones de salud.

No hubo puro porque la nueva ley impide fumar en cualquier espacio cerrado. Tampoco copa de cava para brindar por las próximas citas electorales, a pesar de que la mayoría de las encuestas vaticinan un gran resultado en los comicios autonómicos y municipales del próximo mes de mayo.

Prácticamente, no hubo tiempo para la sobremesa. De hecho, los pocos que pidieron un café tuvieron que beberlo rápidamente en la barra antes de salir para coger el autobús de regreso al hotel donde se celebra el cónclave de este fin de semana.

Los coches oficiales se quedaron aparcados. Todos juntos fueron y regresaron en un mismo vehículo. En el traslado se produjo, según las fuentes consultadas por Servimedia, uno de los momentos más divertidos.

Los barones se fotografiaron todos juntos dentro del autobús junto a Mariano Rajoy para guardar un recuerdo de la comida. De hecho, varios de los asistentes captaron la instantánea con sus propios teléfonos móviles y la subieron rápidamente a las redes sociales para que la vieran sus seguidores.