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BBVA premia a Charles Bennett, Gilles Brassard y Peter Shor por su “papel fundamental” en computación y criptografía cuánticas

Madrid
SERVIMEDIA

El Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Ciencias Básicas ha sido concedido en su duodécima edición al investigador en IBM Research desde hace más de cuatro décadas Charles Bennett; al catedrático en Ciencia de la Información Cuántica en la Universidad de Canadá Gilles Brassard y al titular de la cátedra Henry Adams Morss y Henry Adams Morss Jr. de Matemáticas Aplicadas en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, Peter Shor.

Así lo anunció este martes la fundación a través de un comunicado en el que precisó que el jurado, presidido por el premio Nobel de Física Theodor Hänsch y cuyo secretario es el físico cuántico Ignacio Cirac, reconoce sus “contribuciones sobresalientes” a las áreas de la computación y la comunicación cuánticas.

Bennett y Brassard, físico químico e informático respectivamente, inventaron en los años ochenta la criptografía cuántica, que garantiza la “inviolabilidad física” de las comunicaciones aunque, según el jurado, la “importancia” de su trabajo “se hizo patente” cuando, diez años más tarde, el matemático Peter Shor descubrió que un hipotético ordenador cuántico convertiría en inservibles los sistemas de criptografía convencional en los que se basan la seguridad y la privacidad de las comunicaciones actuales en internet.

“Es decir, cuando exista un auténtico ordenador cuántico, las comunicaciones solo estarán seguras gracias a la criptografía cuántica”, puntualizó la entidad, que también remarcó que el jurado ha destacado el “gran impulso experimentado en los últimos años por las tecnologías cuánticas, que se asienta en gran medida sobre las aportaciones pioneras de los galardonados”.

Un trabajo que, según el acta del jurado, “abarca múltiples disciplinas y aúna conceptos de matemáticas, física y ciencias de la computación”. “Sus ideas están jugando un papel clave en el desarrollo de las tecnologías cuánticas para la comunicación y la computación”, agregó.

Para 1984, Bennett y Brassard habían dado con un resultado “muy llamativo”, según el jurado, en referencia a un sistema de criptografía que permite “codificar y transmitir mensajes usando las leyes de la física cuántica de manera que impide la escucha de terceros incluso si dispusieran de recursos computacionales cuánticos”.

La información cuántica es un tipo de información “que se altera si alguien la observa y no puede ser copiada”, puntualizó tras conocer el fallo del jurado Bennett quien, junto a Gilles Brassard, se dio cuenta de que su descubrimiento podía tener una utilidad práctica: un sistema para enviar mensajes, en el que el emisor y el receptor “advertirían de inmediato si alguien hubiera escuchado el mensaje durante su transmisión”.

Por su parte, Peter Shor, descubrió que, precisamente, el problema "irresoluble" en que se basa la criptografía clásica, su descomposición en números primos, sí estaría "al alcance" de un hipotético ordenador cuántico.

En concreto, descubrió que los ordenadores cuánticos “podrían factorizar números enteros mucho más rápido que cualquier súperordenador, comprometiendo la seguridad de los sistemas criptográficos”, según el jurado, para el que este es uno de los algoritmos cuánticos que constituyen el “lenguaje, ahora en pleno desarrollo, en que hablarán los futuros ordenadores cuánticos”.

Tras conocer el reconocimiento, Brassard también recordó que Bennett y él crearon el sistema BB84 diez años antes de que Shor descubriera que un ordenador cuántico “pondría en riesgo toda la infraestructura criptográfica que protege las comunicaciones en internet”. “La importancia de nuestro trabajo se hizo mucho más evidente después de ese trabajo de Shor”, afirmó.

Por su parte, Shor puntualizó que los actuales sistemas criptográficos dependen de la factorización y que, “si se pudieran factorizar números rápidamente, se podrían romper los códigos de los actuales sistemas criptográficos”. “Lo que demostré es que un ordenador cuántico podría factorizar números grandes con bastante rapidez”, añadió, al tiempo que admitió que “probablemente pasarán años o décadas" hasta que se construya un ordenador cuántico "lo suficientemente grande como para factorizar grandes números”.

Poco después de crear su algoritmo, Shor obtuvo otro resultado “esencial” para el jurado como es la corrección de errores cuánticos, “un requisito primordial que permite la escalabilidad de los ordenadores cuánticos”, señala el acta. Su algoritmo demostró “que es posible aislar el error, de tal manera que puedes corregirlo sin alterar la computación”, según el propio experto.

El desarrollo de la computación cuántica es visto por los galardonados como un “desafío a largo plazo” que no dará “respuesta inmediata" a las "altas expectativas generadas" por los primeros prototipos presentados por grandes empresas tecnológicas.

(SERVIMEDIA)
03 Mar 2020
MJR/gja