De hecho, es la primera vez que Repsol entra en un fondo de inversión en 'startups' tecnológicas, con lo que diversifica su estrategia de 'corporate venturing', que hasta ahora se ha centrado en la toma de participaciones directas en empresas.

Además, con esta inversión, Repsol obtiene acceso al potente ecosistema de innovación israelí, reconocido internacionalmente como uno de los principales semilleros tecnológicos del mundo.

La compañía explica que ha seleccionado la inversión en Cardumen Capital porque focaliza su cartera de inversión en tecnologías que se encuentran en desarrollo, pero con un elevado potencial de integración en su actividad, como la movilidad, la transición energética, la digitalización, la ciberseguridad y la fiabilidad en operaciones a través de inteligencia artificial.

Lanzado en 2018 por Gonzalo Martinez de Azagra e Igor de la Sota y regulado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Cardumen Capital está integrado por un equipo gestor con gran experiencia en corporate venture.

Cardumen Capital tiene sedes en Madrid y Tel Aviv, y su actual portafolio está compuesto por siete participadas.

Repsol Corporate Venturing cuenta con 85 millones de euros y es la herramienta de la compañía multienergética para invertir en 'startups', en las que acelera sus modelos de negocios, al tiempo que accede a tecnologías punteras y ofrece su experiencia e infraestructuras como banco de pruebas para sus productos.

Su objetivo es atraer innovación tecnológica cercana a su despliegue comercial y cuyo potencial pueda evaluarse de forma ágil. Así, Repsol desarrolla una estrategia de innovación abierta pensada para complementar las capacidades internas en I+D y busca acelerar la incorporación de tecnologías y modelos innovadores a los negocios de la compañía. Actualmente participa en un total de 18 empresas y desde su lanzamiento ha analizado más de un millar de oportunidades de inversión.