Así se pronunció la jefa de la diplomacia española, en una entrevista en la Ser recogida por Servimedia, con motivo de la falta de avances en la reunión del Consejo Europeo que se está celebrando en Bruselas para concretar el presupuesto comunitario.

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha propuesto disponer de 1,094 billones de euros en los próximos siete años, el equivalente al 1,074% del PIB comunitario, una oferta que incluye un recorte del 12% en los fondos de cohesión y del 14% en los fondos agrícolas.

A este cónclave han llegado dos posturas enconadas: la de los países contribuyentes, que consideran que la salida del Reino Unido de la UE tiene que tener su reflejo en un presupuesto más restrictivo, y la de los socios receptores, España entre ellos, que apuestan por más ambición y unas cuentas expansivas.

La ministra dejó claro que las discusiones sobre el marco financiero plurianual trascienden lo pecuniario para abarcar la posición que Europa debe ocupar en un mundo cada vez más geopolítico, que tiene su epicentro en la pugna por la hegemonía tecnológica que mantienen EEUU y China, coincidiendo con un momento histórico en que Europa es más pequeña tras el ‘Brexit’.

Por ello, enjuició que el presupuesto europeo es el instrumento que mejor mide la ambición que Europa quiere tener en el mundo del siglo XXI. Sin menoscabo del volumen financiero y del reparto del mismo en distintas partidas, la ministra dejó claro que “esto es más de futuro, de cuál es el futuro de la UE en un mundo polarizado, cuando las relaciones tienen que ver con el poder”.

Tras este preludio, la ministra explicó que el Gobierno apuesta por mantener incólumes los fondos destinados a la cohesión y a la PAC, porque son estados dos políticas las que evitan desigualdades sociales, en un momento en que todavía es visible la brecha causada por la crisis económica de 2008; por avanzar en una “transición verde justa”, una materia en la que España es una alumna aventajada, pero en la que se ve obligada a atender las necesidades de aquellas regiones que tienen que “revitalizar” su economía; por incrementar la apuesta por la digitalización, para dar respuesta al talento de los jóvenes; y por destinar fondos para la seguridad, la defensa, la cooperación y las relaciones de buena vecindad.

González Laya reconoció que en este tipo de negociaciones “cada uno tira, evidentemente, para lo suyo”, si bien llamó a encontrar el equilibrio perfecto que contente a los países contribuyentes y a los países receptores.

Tras invitar a todos los actores a “remar en la misma dirección” para conseguir unos “buenos presupuestos para España”, dejó claro que el Gobierno está librando una “batalla clara y contundente” al respecto.

“Lucharemos con unas y dientes. A veces con cara amable; a veces luchando. Somos ambiciosos pero responsables”, remachó.

La ministra también se refirió a la advertencia lanzada ayer por EEUU a España, según la cual no compartirá inteligencia si utiliza el 5G de Huawei. Lo hizo para manifestar que la tecnología representa la “gran batalla por la supremacía del siglo XXI” entre Washington y Pekín, por lo que apostó porque Europa sea capaz de articular una respuesta que incluya unas reglas fiscales claras, la protección de datos de los usuarios y una normativa clara en materia de competencia.