La multinacional española atribuyó esta reducción a impactos extraordinarios de 2.432 millones. El principal de ellos son los 1.614 millones de provisión para gastos de reestructuración, registrados fundamentalmente en España por el plan de bajas incentivadas (PSI) con el que salieron 2.636 trabajadores, a los que hay sumar efectos de los negocios de México y Argentina y las plusvalías.

Telefónica logró el año pasado unos ingresos de 48.422 millones, un 0,6% menos en reportado y un 3,2% en términos orgánicos, afectados por la depreciación del peso argentino frente al euro.

El beneficio bruto operativo (Oibda) fue de 15.119 millones, un 2,9% menos en reportado y un 1,9% positivo en orgánico.

La cotizada redujo su deuda en comparación con el año anterior un 8,1%, hasta los 37.744 millones. Es el decimotercer trimestre consecutivo de recorte y supone cerca de 15.000 millones menos que en junio de 2016.

La base de clientes del grupo se sitúa en 344,3 millones y se mantiene prácticamente estable con respecto a 2018, excluyendo cambios en el perímetro. El valor del cliente sigue mejorando, con un incremento del ingreso medio por acceso del 4,3% y con un ‘churn’ estable.

El presidente del grupo, José María Álvarez-Pallete, dijo en un comunicado que en 2019 la compañía “cumplió sus objetivos financieros y nuestros mercados clave han crecido en términos orgánicos”. También destacó que “gracias a años de inversión, podemos decir que nuestro pico de inversión sobre ingresos ha quedado atrás”.

La compañía anunció la política de remuneración para 2020, consistente en un dividendo de 0,4 euros por acción pagadero en diciembre de 2020 (20 céntimos por acción) y en junio de 2021 (20 céntimos por acción).