“No vemos con buenos ojos tasas de impuestos diferenciales”, agregó el banquero durante la presentación de resultados del grupo, que el pasado año disparó un 134% el beneficio y ganó 768 millones, gracias al descenso en las provisiones y por la ausencia de los costes extraordinarios soportados por entonces en TSB.

Oliu defendió que “tiene que haber un ‘level play field’ –terreno de juego nivelado-, donde todas las empresas tienen que tener el mismo tipo de impuestos” y avisó sobre los efectos perniciosos de implantar determinadas figuras sin una coordinación internacional.

“Si -se aplican nuevos tributos- sobre algunos de los elementos o características bancarias y no se hace en coordinación con la Unión Europea, las distorsiones que puede generar en el mercado puede ser especialmente malas para nuestro país”, avisó.

No mencionó expresamente ningún tributo, pero el Gobierno proyecta fijar una tasa a las transacciones financieras, la llamada Tasa Tobin, que solo han aprobado un número limitado de países. Sobre este tributo han alertado otros operadores y autoridades por el riesgo que ven en que desincentive las transacciones y provoque su deslocalización.

El banquero conminó a que se establezcan fórmulas fiscales que “sean eficientes” y avisó en este campo también sobre el “mínimo” poder recaudatorio que, a su juicio, tienen “algunas medidas fiscales sobre la renta o la riqueza”.