Consideró necesario que Madrid “dé ejemplo y consiga cambiar la forma que tiene la sociedad de entender las competiciones deportivas” y que “no podemos normalizar los comportamientos agresivos, homófobos o racistas en los encuentros deportivos, ni mucho menos permitir que la gente joven crea que insultar o cancelar partidos porque los aficionados, los jugadores, o incluso los padres, se comportan de manera deleznable es lo habitual”.

A su juicio, “el deporte solo debería enseñar a los niños a jugar en equipo y a competir de forma sana”. Zafra también habló de “garantizar que los valores que lleva asociados el deporte, como son el trabajo, la constancia, el compañerismo, el sacrificio y la tolerancia, se protejan frente a quienes pretenden utilizarlo como arma política”.

“Pueden estar seguros de que mientras en Cataluña los radicales sigan secuestrando partidos de fútbol, y ensuciando la imagen de Barcelona, en la Comunidad de Madrid estaremos luchando para que los intolerantes no puedan elevar la voz por encima de los que quieren disfrutar del deporte”, concluyó.