Así se pronunció Agustín Zamarrón, diputado socialista por Burgos que repite por segunda vez como presidente de la Mesa de Edad del Congreso de los Diputados, durante la alocución que sirvió de exordio para dar comienzo a la sesión constitutiva de la Cámara Baja.

Zamarrón apeló a la responsabilidad de los diputados como un elevado mandato cuasi sagrado que les une a la ciudadanía. No obstante, apuntó que “la responsabilidad, el mérito y el empeño es distinta para cada actor, mas cualquier comentario al respecto, en punto y hora, enojoso, indebido está, en mi voluntad, vedado”.

Desde la “dignidad institucional” que “circunstancialmente” ostenta, apeló a la vocación de servicio de la actividad política, para pedir perdón al pueblo español, “soberano único”, por el “incumplimiento en la XIII Legislatura del trascendente mandato constitucional de otorgar un Gobierno a la Nación”.

Por último, dio la bienvenida a los diputados a la XIV Legislatura: “su ejecutoria de nosotros depende. Hagámosla larga y fructífera”.