Educación
Sólo dos de cada cinco profesores prepara sus clases con los libros de texto
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El 42,5% de los profesores se apoya en los libros de texto para organizar las clases, lo que supone que sólo dos de cada cinco docentes se basan en esa herramienta para la docencia, pues prefieren acudir a otras fuentes para su tarea educativa.
Es una de las conclusiones del ‘Estudio sobre el papel y valor de los contenidos educativos en las aulas’, elaborado por el Grupo Análisis e Investigación, presentado este miércoles en la sede de la Asociación de la Prensa de Madrid.
De hecho, este análisis muestra que los docentes utilizan los libros como tercera fuente de trabajo. En primer lugar, el material propio, después Internet, como fuente de búsqueda de información y tutoriales para mostrar en clase y, a continuación, el libro de texto. No obstante, los padres colocan en primer lugar el libro de texto como herramienta educativa, según precisó la responsable del estudio, Rosa Gómez.
El documento señala, no obstante, que el libro de texto mantiene un papel educativo “esencial”, según profesores, padres y expertos. De hecho, el 91,3% de los docentes utiliza el libro de texto en alguna medida (en cualquiera de sus formatos), el 64,7% de los profesores de Primaria y el 71,5% de los de Secundaria lo emplean mucho o bastante.
Además, la mayoría de los docentes, el 54% (60,5% entre los de Secundaria), así como el 63,9% de los padres (67,1% de los que tienen hijos en Secundaria) considera que, en el momento actual, no sería positiva una enseñanza sin libros cuando se les pregunta si creen que en el momento actual sería positivo para la calidad de la educación de los estudiantes una enseñanza sin libros (en ningún formato, ni papel ni digital).
TRANSICIÓN
Gómez apuntó que el sistema educativo se encuentra en un momento de “transición”, hacia una enseñanza “más flexible, inclusiva y personalizada”, en la que se trabaja más “en grupo”, y “a nivel de competencias”, con un acceso al conocimiento “multicanal”.
“El sistema educativo español es complejo y cambiante y se caracteriza por la necesidad de atender la diversidad; la existencia de un currículo muy extenso, la transformación del rol del profesor, y por la heterogeneidad de los agentes que forman parte de la comunidad educativa -docentes, padres, instituciones, editoriales, empresas e instituciones que solicitan cambios en el currículo, etcétera.- En este contexto, la investigación pone de manifiesto que el libro de texto, si bien proyecta una primera imagen de elemento estático y encorsetador, en realidad mantiene, en opinión de los públicos estudiados, una utilidad práctica que valida su vigencia. Tanto profesores como padres le atribuyen valores como el rigor, el saber y la cultura”, explicó la responsable del estudio.
En el documento, que se basa en la opinión de docentes, profesores y expertos, el principal valor que los participantes atribuyen al libro de texto es que se trata de una herramienta educativa que permite estructurar y sistematizar los contenidos, estandariza los niveles exigibles y aporta valor y rigor científico. Frente a otras nuevas herramientas didácticas utilizadas, se valora su autonomía y facilidad de uso, su capacidad para favorecer la asimilación de contenidos y facilitar con ello el aprendizaje, así como que se trata de una herramienta universal que permite la democratización de la educación.
DEBILIDADES
No obstante, en opinión de los profesores, el libro de texto, fundamentalmente en soporte papel, tiene como debilidad “su menor capacidad para adaptarse a las particularidades de los alumnos” o el empleo, en ocasiones, de un lenguaje complejo, técnico y formal que no siempre tiene en cuenta la edad de los alumnos a los que va dirigido. Los padres se quejan del precio.
Tanto padres como docentes afean a las empresas editoras el precio de los libros y en la caducidad de los contenidos, pues, según la investigadora “los libros no sirven de un curso para otro”. Según el estudio, el 20,6% de los docentes considera que los gobiernos autonómicos, que tienen trasferidas las competencias educativas, deberían proporcionar libros de texto para todos los alumnos con independencia de la renta familiar. Un 28,5%, sin embargo, apuesta porque las ayudas a las familias para libros y otros materiales escolares se realicen a través de ayudas directas a las familias (becas, subvenciones) en función de sus ingresos.
En el caso de los padres, el 57,1% prefieren un sistema universal de préstamo de libros, sin considerar el nivel de renta, frente el 37,6% que prefiere las ayudas directas a las rentas más bajas para la adquisición de libros nuevos anualmente.
Ambos actores consideran que los sistemas de préstamo ofrecen libros de texto en mal estado. De hecho, el 71,6% de los docentes y el 69,4% de los padres consideran que trabajar de forma intensiva y diaria, realizando sus propias anotaciones, subrayados o marcas, es muy o bastante importante para la mejor asimilación de los contenidos.
(SERVIMEDIA)
16 Oct 2019
AHP/gja