Así lo dijo el máximo responsable de CEOE en un desayuno informativo organizado por Europa Press en el que se refirió a la situación económica, ante los últimos indicadores económicos que reflejan una moderación.

“Espero no tener que hablar de crisis o de recesión, espero hablar de desaceleración”, señaló, para acto seguido defender que “España está muy preparada” para encarar los próximos tiempos.

“Tenemos la obligación de hablar bien de nuestro país; por supuesto, decir las cosas que no están bien, pero cuidado con poner mal a nuestro país porque creo que es el peor favor que se haría”, afirmó.

Garamendi señaló que las exportaciones “no están tirando” en un contexto marcado por la incertidumbre global, que el consumo “ha caído” y lo atribuyó a que “la gente está ahorrando porque tiene miedo al futuro”. En este contexto, advirtió de que “si no hacemos nada tenemos un problema”.

El presidente de la patronal apuntó que su organización hace de “pepito grillo de este país” y “ya avisó desde hace muchos meses” de que el crecimiento económico de España iba a ser del 2,1%, por debajo del objetivo actual del Gobierno del 2,2%. En esta línea, admitió que “igual habría que corregirlo”, como lo están haciendo otros organismos.

Garamendi consideró varios temas “claves” que atender como es la digitalización y la formación, para posibilitar “empleo digno a gente que no esté preparada”; el impulso de la innovación hasta que cumpla con el objetivo del 2% del PIB, y el fomento de la industria, que “es la que genera los mejores empleos”.

También quiso referirse a los impuestos para decir que, si bien la presión fiscal en España es inferior a la media europea, “no es verdad que la presión fiscal empresarial sea menor”. Indicó que se sitúa en este momento en el 30% frente al 26% de media en Europa.

Acto seguido afirmó que “el gran problema español es la economía sumergida”, que cifró en el 24% del PIB, el doble que en Europa, y lo calificó de “dumping en vena” que afecta principalmente a las pequeñas empresas.

Preguntado por una posible reforma fiscal, Garamendi señaló algunos impuestos como el que grava el patrimonio y las sucesiones que a su juicio “no aportan, y sin embargo, lo que hacen es que frenan el ahorro o las ganas de trabajar”.