Lo hicieron en sendas entrevistas en Telecinco y la Cadena Ser, ambas recogidas por Servimedia, en las que coincidieron en tachar de pueril que las relaciones personales puedan influir negativamente en los acuerdos políticos.

En Telecinco, Iglesias reveló que Errejón le mandó un mensaje el pasado miércoles cuando se dio cuenta de que el acto de presentación de la candidatura de Más País, previsto inicialmente en el Círculo de Bellas Artes, iba a coincidir con la participación del líder de Podemos en la presentación de un libro en el mismo recinto. “Lo vamos a cambiar” “Muchas gracias”, resumió Iglesias el intercambio, tras el cual Más País organizó su acto en la sede de UGT.

Añadió que, pese al distanciamiento personal provocado por las disensiones internas en Podemos y la posterior salida del partido de Errejón para unirse a la plataforma Más Madrid impulsada por la exalcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, “la relación nunca va a dejar de ser cordial”. Y reflexionó: “La política no puede ir de las relaciones entre los dirigentes políticos. No podemos actuar como niños”. Comparó la situación con la de dos cirujanos que estén “obligados a trabajar juntos” y “se lleven bien o se lleven mal, tienen que hacer su trabajo”, porque “si lo hacen bien será mejor para los ciudadanos”.

Cuando posteriormente se le preguntó si estará dispuesto a sentarse con Errejón para negociar después de las elecciones del 10-N, Iglesias contestó: “Con quien haga falta”. De hecho, vaticinó un escenario postelectoral en el que "muchas fuerzas políticas van a ser determinantes", y, si por ejemplo cinco partidos tienen que unirse para formar una mayoría parlamentaria, “pues tendremos que ponernos de acuerdo los cinco”.

¿COMPAÑEROS DE GOBIERNO?

Incluso, Iglesias vislumbró, dentro de su apuesta por un Gobierno de coalición, la posibilidad de compartir gabinete con su antiguo amigo y hoy rival político, cuya irrupción le parece “perfectamente legítima” y que hay que “respetar” porque “las escisiones son normales”, "hay que saludar que haya muchas opciones políticas" y “uno no puede pretender que un espacio político es su patrimonio”.

Según dijo, su modelo de Ejecutivo para después de las elecciones es “un Gobierno progresista en el que cada fuerza progresista estemos representados en estricta proporcionalidad a los votos que tengamos”. Si este escenario se cumpliera, y siempre a la espera de “quién tiene representación parlamentaria y quiénes nos tenemos que poner de acuerdo”, conllevaría un Ejecutivo previsiblemente presidido por el PSOE pero en el que estarían tanto él, que insistió en que ya no aceptará vetos personales, como el propio Errejón.

El líder de Más País ya se había pronunciado en la Cadena Ser sobre su relación personal con Iglesias y las hipotéticas consecuencias sobre las negociaciones postelectorales.

Allí, aunque volvió a justificar su candidatura señalando que “para que el resultado sea diferente, tiene que haber candidatos diferentes” en las próximas elecciones y reiteró que trabajará "para que haya un Gobierno progresista pero para que haya un Gobierno" porque “que se conforme un Gobierno no significa que se conforme el Gobierno que uno quiere”, dio por hecho que en el acuerdo, sea o no de coalición, tendrá que entrar Unidas Podemos.

“Claro, faltaría más”, contestó cuando se le preguntó si lo negociaría con el grupo parlamentario del que se separó y, como después Iglesias, restó importancia a su distanciamiento personal: “Es muy importante que no infantilicemos la política. Para llegar a acuerdos no tienes que irte de cañas con todo el mundo”, dictaminó.