A las 20.30 horas se abría la capilla ardiente y apenas quince minutos después llegaron los Reyes, recibidos en el patio de Floridablanca por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor; el presidente del Senado, Pío García Escudero; el del Tribunal Supremo y Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes; y el del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas.

Dentro, en la entrada del Salón de los Pasos Perdidos, esperaba Pilar Goya, a la que abrazaron cariñosamente y con la que conversaron unos minutos, antes de situarse ante el féretro y de sentarse después en las sillas colocadas a uno de los lados, el de las autoridades, enfrente de los familiares y los amigos más cercanos.

Los Reyes saludaron al hermano de Rubalcaba, a sus sobrinos, a Jaime Lissavetzky y a Javier Solana, ambos amigos íntimos de Rubalcaba. Después conversaron sentados con el presidente del Gobierno y pasados diez minutos se despidieron y abandonaron el Salón de los Pasos Perdidos, aunque no se fueron del Congreso hasta pasadas las nueve de la noche.

Justo cuando los Reyes abandonaban el Salón de Pasos Perdidos llegaba al Congreso la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. Dentro, entre las personalidades, estaban dirigentes de otros partidos, como Pablo Casado, Pablo Iglesias, Alberto Garzón y también socialistas que compartieron primera línea con Rubalcaba, como Joaquín Almunia. El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero permanecía en la capilla ardiente junto a su mujer, Sonsoles, desde antes de llegar el féretro.

La expresidenta de la Junta de Andalucía Susana Díaz llegó acompañada de su antecesor, José Antonio Griñán, y saludó de forma cariñosa A Pedro Sánchez. El expresidente del Gobierno Mariano Rajoy llegó al Congreso pasadas las nueve de la noche, poco después de irse los Reyes.