Iglesias cerró el acto organizado precisamente en la Plaza de España de Palma de Mallorca, la que en 2011 elegían los indignados del 15-M para sus concentraciones, y que congregó a algo menos de 1.000 personas, que llenaron la mitad de la plaza, la que se habilitó para el evento.

Después de introducir que “'España' es una palabra que se repite mucho en esta campaña pero que hay que dotar de contenido, de historias de gente que vive y trabaja aquí”, narró pormenorizadamente la jornada laboral de una camarera de hotel que leyó en un periódico de Ibiza, su mísero salario sin contrato y las lesiones que les genera su trabajo. “Eso también es España y a algunos se les olvida”, concluyó. “Esto es historia de España, pedazos de historias que conforman la realidad de este país”.

Seguidamente mencionó a los repartidores que trabajan sin contrato porque “les dicen esas plataformas criminales que son autónomos, que son empresarios”; a los “hombres, pero sobre todo mujeres”, que reciben pensiones míseras, a la gente que está en paro y a los jóvenes que tuvieron que buscar mejores condiciones en otro país, y preguntó: “¿Por qué no se habla de esa gente cuando se habla de España?”

“Algunos prefieren hablar de ETA”, atestiguó en dos ocasiones. Y aunque dijo que lo respetaba, quiso “invitar al resto de formaciones a un debate con nosotros sobre algo muy sencillo: la Constitución Española”; ésa que algunos “han convertido en arma arrojadiza” pero luego incumplen en lo que respecta a los derechos sociales que consagra, en lo que es un mensaje recurrente de Unidas Podemos desde la vuelta de Iglesias a la actividad pública después de su permiso de paternidad.

Una vez establecido el enfoque, Iglesias enumeró las principales propuestas electorales de Unidas Podemos en materia laboral: el salario mínimo de 1.200 euros, que todos los contratos tengan que durar al menos un mes, que sean por defecto de carácter indefinido y los temporales se limiten a las sustituciones y los circunscritos a un pico estacional, que los subcontratados tengan los mismos derechos que los empleados directos, que se paguen las horas extra, que un autónomo tenga que tener varios pagadores para ser reconocido como tal, y garantizar con inspeccionesy sanciones la igualdad salarial entre hombres y mujeres.

En general, prometió combatir la “uberización” de la economía que algunos plantean como “algo muy moderno”, y les espetó: “A los modernos les digo que eso va contra la Constitución”. Colateralmente, anunció que, si Unidas Podemos gobierna, garantizará que estas empresas no contribuyan en paraísos fiscales.

A las kellys en particular les anunció un contrato directo de su empleador y posibilidad de jubilarse sin penalización. Precisamente, Antonina de Ricaurte, de la asociación de kellys de Palma, fue una de las oradoras que intervinieron antes que Iglesias en el mitin.

Iglesias concluyó retomando otra de sus sentencias habituales de esta campaña: que “la política no es conciliar intereses, sino representar intereses”. Esto le valió para distanciarse indirectamente del PSOE, porque “los que se sientan en consejos de administración de empresas representan los intereses de esas empresas”, y “hace falta un Gobierno que represente a los trabajadores”. Así, frente a quienes “van a querer seguir hablando de la ETA”, él concluyó pidiendo a sus potenciales votantes “llenar de dignidad, de pedazos de historia, de la historia de nuestro país, las urnas del 28 de abril”.