El líder del PP lanzó este aviso desde Nemenzo, una aldea de Santiago, donde acudió para participar en un mitin-comida arropado por el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y con la asistencia de la presidenta del Congreso de los Diputados y candidata por Pontevedra, Ana Pastor.

“Al final votar es gratis, pero el resultado puede salir muy caro. Después del 28-A no hay ni segunda vuelta ni libro de reclamaciones”, recalcó el presidente de los populares ante 1.000 asistentes ya sentados esperando para degustar un menú con empanadas de bacalao y atún, churrasco, chorizos criollos y torta larpeira de postre.

Abundó en que lo que salga de las urnas este 28-A acompañará a los españoles cuatro años y, en consecuencia, apeló al “voto responsable, unido, necesario y el que hace falta para salir de esta pesadilla”. “La única alternativa a Sánchez es el PP”, señaló, pidiendo su confianza a quienes tienen “miedo” de que el PSOE siga en el Gobierno con los apoyos de la moción.

Sostuvo que Sánchez “quiere ocultar” la existencia de “esa España que tiene miedo” a los pactos del PSOE con independentistas, batasunos y los “comunistas” de Podemos, lo que conlleva una “agenda de ruptura para España”. Frente a ello, prometió impulsar un proyecto “moderado, centrista, reformista y abierto a todo el mundo”.

“Quiero ser el presidente de todos los españoles con una fuerza tranquila pero imparable”, proclamó Casado, erigiéndose así en garante de “una nación mejor” que preserve la concordia de la Transición dentro de un país “unido, plural y diverso” a la par que “cohesionado”.

De esta forma, se dirigió a la España que sigue “preocupada” las noticias de los telediarios y también a quienes “se autoengañan” pensando que las cosas “no van tal mal”. Defendió que el PP es un valor seguro” que volverá a ganar y volverá “a rescatar a esta nación del futuro que se merece y algunos ponen en riesgo”.

Si llega al poder tras las elecciones generales del 28-A, el candidato de los populares prometió que impulsará la creación de un Ministerio de Familia que centralice todas las políticas sectoriales y afronte el reto demográfico, para imprimir así a todas las políticas una visión a favor familia.

“Lo haremos porque estamos convencidos de que lo más importante de una sociedad es la familia”, señaló Casado, y más “en un país con un invierno demográfico como el que sufrimos, con una despoblación como la que estamos viendo y con riesgo de sostenibilidad de los servicios sociales”.