Un guardia civil asegura que se siente “orgulloso” por su actuación el 1-O
- Dos guardias civiles reconocen el uso de spray de defensa personal por su efecto “disuasorio” y para “evitar males mayores”.
-Un agente recuerda que estuvo de baja 153 días tras ser intervenido quirúrgicamente por una lesión en un dedo y otro que estuvo de baja casi tres meses por un esguince en la muñeca.
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Nueve agentes de la Guardia Civil acudieron a declarar como testigos este martes ante el tribunal que juzga el ‘procés’. Todos coincidieron en que el 1-O fueron increpados por las personas que congregadas en los centros de votación trataban de impedir su acceso. “Me siento orgulloso” porque “cumplimos con nuestra obligación”, aseguró un agente.
Este martes desfilaron ante la sala del Tribunal Supremo que juzga el ‘procés’ nueve agentes de la Guardia Civil que intervinieron en varios centros de votación durante la jornada del referéndum del 1-O. Todos coincidieron en un mismo relato: fueron increpados por la gente que trataba de impedir su entrada a los centros de votación.
Así, un cabo primero que actuó en un pabellón municipal de Sant Carles de la Rapita (Tarragona) explicó que su misión durante el 1-O fue custodiar los vehículos de la Guardia Civil aparcados a unos 15 metros del centro de votación. “Allí había concentradas unas 300 personas”, dijo. Según relató, “la masa se abalanzó sobre nosotros y recibí un impacto de una moneda en la cara, cerca del ojo derecho. Me hizo una pequeña herida” por la que tuvo que recibir atención médica.
A la salida, continuó, “nos lanzaron bastantes piedras", de manera que el convoy compuesto por una veintena de vehículos “quedó cortado y las piedras fueron contra la última parte". “Las piedras estaban en una rotonda. Algunas no cabían en la mano”, relató al explicar que con los impactos se rompieron las lunas de dos vehículos.
En esta línea, un agente que intervino en el colegio Manuel de Castellví i Feliu, en Vilabella (Alt Camp), explicó que durante el 1-O tuvieron que intervenir los equipos de reserva porque se vieron “incapaces” de realizar su trabajo, ante la resistencia de las personas congregadas en el centro de votación. “Se hizo con el uso mínimo indispensable de la fuerza”, aseguró. Fruto de la intervención tuvo que ser atendido por la fractura de un dedo.
Posteriormente, dos agentes presentes en el instituto Antoni Ballester, en Montroig del Camp, relataron que cuando llegaron al centro de votación no pudieron acceder porque había una valla que les bloqueaba el paso. “Daban patadas y zarandeaban la verja”, indicó. Como el acceso no era posible “se solicitó un ariete” y “mediante la presión” lograron acceder.
DOS AGENTES RECONOCEN EL USO DE SPRAY DE DEFENSA PERSONAL
Además, ambos agentes reconocieron el uso de un spray de defensa personal para facilitar el acceso. Se trata, detalló uno de ellos, de un spray autorizado por la Guardia Civil, y “el objetivo es sobre todo evitar males mayores”, por lo que “es más disuasorio que otra cosa”. Agregó que “los efectos son picores, mareos y en algunos casos más extremos vómitos, pero lo normal es picor de ojos”. “Solo se utilizó una vez”, aclaró.
Ante los “empujones y golpes” de los concentrados, uno de los agentes tuvo que ser intervenido quirúrgicamente por una lesión en un dedo de la mano, por lo que estuvo de baja 153 días. Su compañero también recibió asistencia médica por un esguince de muñeca, “estuve de baja entre dos y tres meses”, recordó. Preguntado por si sintió que los congregados les estaban echando de allí, uno de los agentes manifestó que se sentía “orgulloso” por haber cumplido con las órdenes que les habían dado. “Cumplimos con nuestra obligación”, manifestó.
El quinto testigo de la jornada fue un guardia civil que también intervino en el instituto de Montroig del Camp (Tarragona). Explicó que “la gente estaba en actitud hostil" y que, además, en el colegio estaban entre los vehículos. No tuvo acción directa sobre los concentrados porque su misión era trasladar urnas y papeletas en la furgoneta y custodiarlas. Durante la retirada hubo manifestantes que “seguía los vehículos. Nos iban empujando hacia las afueras de la población”.
"SALÍ CORRIENDO PORQUE TEMÍA POR MI INTEGRIDAD FÍSICA"
El siguiente testigo actuó en Garrigàs (Girona). Su unidad fue como apoyo para hacer un pasillo de seguridad para que otros agentes retiraran las urnas. Su actuación, explicó, fue necesaria porque “la gente se abalanzaba” y “no podíamos controlar la situación”. “Era difícil establecer el cordón, nos lo rompían, nos empujaban. Había gente que nos insultaba… Una segunda línea cantaba consignas, pero la primera nos insultaba”.
Posteriormente, un compañero de este agente recordó que la retirada fue complicada: "Salí corriendo porque temía por mi integridad física". Durante la actuación, dijo, "el sentimiento de miedo lo tenía bastante presente". El agente añadió que “en el interior del Ayuntamiento había mossos, que no hicieron nada”.
A continuación declaró otro agente de la Guardia Civil que también actuó en Garrigàs y que contó cómo escuchó a algunos de los concentrados "decir 'cogeos de los brazos' y 'no pasarán'”, y al igual que sus antecesores corroboró que les llamaron “hijos de puta, cabrones, gilipollas...". Según su declaración, la Guardia Civil hizo un “uso imprescindible de la fuerza”, pese a lo cual “atravesaban el cordón”. En un momento, detalló, “me dieron un codazo y me provocó un hematoma” del que fue a tratarse el día 3 de octubre.
El último de los guardias civiles citados a declarar este martes fue un brigada que resultó herido en el operativo del Ayuntamiento d'Esponellà (Pla de l'estany). Preguntado por si al llegar al centro de votación informaron a los manifestantes de que tenían orden judicial para intervenir, dijo que "el jefe de dispositivo no tuvo opción” porque “no querían dialogar con nadie”, y de hecho, concluyó, "al jefe del dispositivo le volaron las gafas, le desaparecieron".
(SERVIMEDIA)
09 Abr 2019
ICG/SGR/caa