Tiene lugar cada seis años a final de agosto en Morella y se celebra desde finales del siglo XVII de forma ininterrumpida en honor de la Virgen de la Vallivana como agradecimiento, basado en la creencia de una intervención divina para la curación de una epidemia.

Se caracteriza por la colaboración, cooperación y contribución de los vecinos, incluyendo los que se encuentran en otros lugares de la geografía española. En la preparación y organización del festejo están presentes tanto el poder religioso como el civil y se organiza en torno a los gremios.

“El papel de los oficios y gremios en la organización del Sexenni es un ejemplo en la actualidad del ya cada vez menos importante papel de los gremios en el desarrollo de las fiestas en España”, señaló Cultura.

Antes de esta declaración por parte del Consejo de Ministros, se solicitó un informe al Consejo de Patrimonio Histórico, a las comunidades autónomas, al Consell de Valencia de Cultura y al Ayuntamiento de Morella para valorar la idoneidad de la categoría que hoy se le ha concedido a esta festividad.