Según informó esta organización, la cancelación de reservas de billetes y hoteles, el cambio de alojamiento por otro de inferior categoría, el incumplimiento de calidades en los servicios contratados y la cancelación de excursiones previamente adquiridas son las causas más frecuentes por las que los usuarios presentan una reclamación.

La Unión de Consumidores de España recomienda que en caso de sufrir un cambio en las condiciones con el que se está en desacuerdo "no dude en actuar en defensa de sus intereses". Para ello, será imprescindible guardar toda la documentación relacionada con el viaje, así como los folletos informativos, para posibles exigencias en caso de incumplimiento.

Ante una queja o reclamación, UCE informa a los usuarios de que la publicidad de los folletos del viaje contratado es exigible y vinculante. Es aconsejable adjuntarlos a la reclamación, pues constituyen una prueba del servicio contratado. De igual modo, es importante estar en posesión de una copia del contrato de viaje suscrito y de las facturas y recibos de compra del servicio objeto de reclamación.

Por otra parte, en relación a retrasos y cancelaciones de viajes, incidencias en hoteles, restaurantes, agencias de viaje o pérdida de equipaje, es necesario dejar constancia de los hechos en el momento y en el lugar donde se haya producido, y por escrito, pues será un punto a favor del consumidor en el caso de que tenga que ejercer la defensa de sus derechos.

En el caso de que el viajero haya sido víctima del "overbooking" (la venta de más plazas de las realmente existentes), tiene derecho a exigir que se le reintegre el importe total del billete o a recibir una indemnización en metálico.

Si el equipaje se ha perdido o deteriorado, el usuario tiene derecho a una indemnización, para lo cual deberá presentar una reclamación de manera inmediata, pues los plazos para estos casos son muy cortos.

Por último, la UCE recuerda que en caso de retraso o cancelación del transporte, el consumidor puede exigir una compensación económica, así como los gastos derivados del trastorno ocasionado, como teléfono, comidas o alojamiento.