Así lo dijo Gortázar durante la rueda de prensa para exponer los detalles de los resultados de CaixaBank, que obtuvo un beneficio atribuido de 1.985 millones de euros en 2018, lo que supone un 17,8% más respecto al ejercicio previo gracias a la mayor aportación del banco portugués BPI, la fortaleza de los ingresos y la reducción de las dotaciones.

El consejero delegado indicó que a final de 2018 la posición de CaixaBank en Repsol se situaba en el 3,6% y señaló que “el encaje con nuestra actividad bancaria no existe”.

Manifestó que se había previsto la desinversión en Repsol en el primer trimestre de este año, pero “si es necesario prolongaremos ese periodo lo que haga falta”.

En esta línea, agregó que la idea es salir de la petrolera “muy gradualmente, en función de las condiciones del mercado”, y hacerlo en este año.

Además, aclaró que el impacto de la venta de la participación no pasará por la cuenta de resultados y será un impacto en los recursos propios del banco, por lo que afirmó que “no habrá sorpresas en la cuenta de resultados”.