Así lo indica el organismo en el informe ‘Trabajar para un futuro más prometedor’ en el que realiza un programa de diez recomendaciones “centrado en las personas para el futuro del trabajo que fortalezca el contrato social”.

En concreto, la Comisión Mundial de la OIT propone “ayudar a todos los trabajadores en las transiciones cada vez más frecuentes del mercado de trabajo que afrontarán en el curso de sus vidas”. En este punto, precisa que las políticas activas del mercado de trabajo “han de hacerse proactivas y han de ampliarse los servicios públicos de empleo”.

Reclama proporcionar “protección social universal desde el nacimiento hasta la vejez”, orquestando un sistema basado en la solidaridad y el reparto de riesgos. “Esto exige un piso de protección social que asegure un nivel básico de protección para todas las personas vulnerables, complementado por regímenes contributivos de seguridad social que proporcionen niveles mayores de protección”, apunta el informe.

Desde la OIT también se plantea “ampliar la soberanía sobre el tiempo” aprovechando la tecnología para ampliar las oportunidades y conciliar la vida profesional y personal. En este sentido, puntualiza que “será preciso perseverar en los esfuerzos encaminados a aplicar límites máximos al tiempo de trabajo además de medidas para mejorar la productividad, así como un mínimo de horas de trabajo garantizadas que genere opciones reales de flexibilidad y control sobre los horarios de trabajo”.

Otra de las medidas consiste en “remodelar las estructuras de incentivos empresariales” en pro de estrategias de inversión a largo plazo, y explorar indicadores suplementarios de desarrollo humano y bienestar. Dentro de estas medidas cabe contemplar “políticas fiscales justas”, la revisión de las normativas contables empresariales, una mayor representación de las partes interesadas y cambios en las prácticas de presentación de informes.

En cuanto a igualdad de género, la OIT pide “aplicar un programa transformador y mensurable para la igualdad de género”. Así, reclama el “fortalecimiento de la voz de las mujeres y de su liderazgo", la eliminación de la violencia y del acoso en el trabajo, y la aplicación de políticas de transparencia salarial son condiciones para la igualdad de género.

Por último, pide “garantizar” la representación colectiva de los trabajadores y los empleadores a través del diálogo social, establecer una garantía universal de empleo, encauzar y administrar la tecnología en favor del trabajo decente, y mayores inversiones en las economías rurales, verdes y del cuidado.