Así se expresó Gómez-Pomar, quien fue después secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, en la comisión de investigación del accidente en la Cámara Baja.

“En ningún caso atribuí que ese exceso de la velocidad fuese debido a una u otra causa”, reiteró Gómez-Pomar, quien añadió que “fui especialmente cuidadoso y lo sigo siendo con respecto a las causas del accidente o a la condición del maquinista”.

En esta línea, sostuvo que “tiene que ser la justicia la que determine las responsabilidades” y rechazó que en las fechas posteriores al accidente la compañía pudiese estar pensando en aspectos comerciales y defendió que Renfe tiene una “tradición de cultura de la seguridad muy elevada”.

En cuanto al maquinista, recordó que como empleado de la compañía tiene derecho a que sea sufragada su defensa jurídica y que como cuestionó la independencia del abogado ofrecido por la compañía aseguradora se le remitió que lo eligiese.

Sobre las críticas al informe de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF), defendió que dicho informe no busca determinar responsabilidades jurídicas y lo calificó de “sólido”. “Un accidente de esta naturaleza es lo peor que le puede pasar a un presidente”, concluyó Gómez-Pomar, quien señaló que su actuación con relación al siniestro se centró en “atender a las víctimas, en ser transparentes con la información y en colaborar con la Justicia para el esclarecimiento de las responsabilidades”.