“Es un embalse de enorme impacto medioambiental y sin apenas utilidad, que solo va a favorecer a las empresas constructoras que lleven a cabo las obras”, protestó la organización en una nota.

En ella también subrayó que decisiones como la adoptada por la actual ministra y el secretario de Estado de Medio Ambiente “suponen un grave paso atrás” en la gestión del agua a nivel nacional, “como demuestra el hecho de que hayan pasado bastantes años desde la última declaración de impacto ambiental positiva a la construcción de un gran embalse”.

Por todo ello, los ecologistas exigen al Ministerio que rectifique “y emita una nueva declaración de impacto ambiental, ahora negativa, a la construcción de este embalse”.

Ecologistas en Acción indica que “ni siquiera los anteriores gobiernos del Partido Popular se atrevieron a aprobar” el proyecto, mientras que la ministra Teresa Ribera “parece querer volver a convertir la política hidráulica en la política del hormigón que imperó en España durante la segunda mitad del siglo XX”, una política “opuesta a la que debería llevar a cabo un ministerio al que se le ha llamado ‘para la Transición Ecológica’”.

En concreto, resultaría perjudicada una especie vegetal muy escasa, la ‘Genista eliassennenii’, que forma parte del Catálogo Vasco de Especies Amenazadas y cuya supervivencia en el País Vasco “se vería seriamente amenazada si se llegase a construir el embalse”. También habita en la zona una fauna “rica y variada”, que cuenta con especies como el águila real.

Además, la zona alberga un gran valor paisajístico, donde se alternan pastizales con manchas de vegetación arbustiva y arbórea autóctona, que desaparecería por completo bajo las aguas del embalse, cuya lámina superaría las 50 hectáreas de superficie.

UTILIDAD

Por otra parte, la utilidad del embalse, cuya finalidad es la de abastecer de agua a nuevos futuros regadíos, resulta “más que dudosa”, prosigue la nota, “pues se pretende llenar con agua procedente de otro río, con el consiguiente coste económico del bombeo”.

Ecologistas en Acción apunta que los regantes “no están dispuestos a pagar” ese coste, y el agua se extraería del río Omecillo, un curso fluvial en muy buen estado de conservación, “que se vería gravemente afectado, al retirarle una buena parte de su caudal”. Por último, añade, el embalse de Barrón ni siquiera aparece contemplado en el Plan Hidrológico de la Demarcación Hidrográfica del Ebro.