La iniciativa, en línea con el Acuerdo sobre el Cambio Climático y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, se firmará definitivamente en septiembre de 2019 en la sede de Naciones Unidas tras un periodo de consulta pública global.

Su cumplimiento pretende conseguir que los bancos adapten sus estrategias empresariales a los objetivos sociales más importantes, también en lo que hace referencia a la composición de su cartera de financiación.

Entre los retos que presenta incluyen compromisos como la lucha contra el cambio climático y la desigualdad social o el apoyo a los sistemas alimentarios del desarrollo sostenible.

Para cumplir con dichos objetivos, pone el foco en la transparencia y la rendición de cuentas, de forma que los bancos que suscriben estos principios deben consultar a sus grupos de interés acerca de sus desafíos en impacto social durante los próximos años.

Las entidades harán públicos los objetivos que se marquen e informarán sobre sus avances, y aquellos que sistemáticamente no consigan cumplir con los requisitos de transparencia, establecer metas adecuadas y demostrar avances serán eliminados de la lista de signatarios.