Las principales esperanzas de lograr subir al podio están depositadas en dos mujeres, Marcela Quinteros y Esther Torres, y en un hombre, Simón Cruz. Tanto Quinteros como Torres compiten en la misma categoría de silla de ruedas, la WH2. El objetivo, según los técnicos de la federación española, es alcanzar la ronda de semifinales y, a partir de ahí, poder luchar por uno de los metales en juego.

El Comité Paralímpico Español (CPE) señala que “no será tarea sencilla”, pero que “las españolas tienen potencial para estar en esa dura pelea”. Por su parte, Simón Cruz es un veterano en estas lides acostumbrado a ser uno de los grandes referentes del bádminton español. No obstante, el andaluz, amputado de una pierna, ha pasado por varios problemas físicos en los últimos tiempos.

“Aun así, hablamos de un jugador que ostenta un título de campeón de Europa y un subcampeonato del mundo; su objetivo, si las lesiones le respetan, podría ser también el de alcanzar las semifinales en la categoría SL3”, explicó el CPE.

El resto de componentes del combinado español son jugadores más jóvenes que buscan ganar experiencia con vistas a un futuro a medio y largo plazo. Es el caso de Francisco Motero (WH1), para quien ésta es su primera gran experiencia en una competición de estas características.

Alfonso Jiménez (WH1), Pablo Ramos (SU5), José Manuel de las Heras (SU5) y Pablo Serrano (SU5) completan la delegación en Rodez. Con ellos, los técnicos de la federación pretenden ser aún más cautelosos y que vayan abriéndose camino. El objetivo que se han marcado con ellos es el de ganar experiencia competitiva con vistas a los Juegos de 2024.

En el apartado técnico, Miguel Ángel Polo asiste a este Europeo como coordinador nacional, acompañado de Dolores Marco, Gustavo López y la fisioterapeuta Silvia Redondo. Hasta el domingo 4 de noviembre, el deporte paralímpico español tiene una importante cita con el bádminton, que busca coronar a sus nuevos reyes continentales.