Así se pronunció el jefe de la diplomacia española, durante la sesión de control al Gobierno en el Senado, en respuesta a una pregunta del senador de ERC Jordi Martí acerca de la rentabilidad empresarial y comercial de las delegaciones de la Generalitat de Cataluña en el exterior.

El ministro dijo desconocer si el senador de ERC se refería con su pregunta a las “llamadas embajadas, entre comillas”, o a las oficinas de acción exterior de la Generalitat para su promoción empresarial, cultural y turística.

Afirmó que el Gobierno “no tiene nada en contra” de éstas últimas, porque forman parte de las competencias de las comunidades autónomas y “redundan en beneficio de todos”. No obstante, dejó claro que si se refería a las “denominadas delegaciones o embajadas” el Ejecutivo ha recurrido la reapertura de seis de ellas por la “sencilla razón de que no se han seguido los procedimientos legales para ello”.

Advirtió a los independentistas contra la tentación de “jugar al eufemismo de la reapertura”, puesto que cuando las abrieron tampoco pidieron los informes pertinentes. “En ningún caso han cumplido la ley”.

Borrell aprovechó su respuesta para llamar la atención sobre los “catastróficos” resultados económicos del ‘procés’. Puso como ejemplo de ello que la inversión extranjera en Cataluña representó entre 2012 y 2014 el 16% del total de toda España, una cifra que actualmente se sitúa en el 8%. “No me pida que mida sus iniciativas porque no han redundado para nada en beneficio de la economía y la sociedad catalana”, remachó.

Por su parte, Martí acusó al Gobierno de haber perjudicado en el pasado, con la aplicación del 155 de la Constitución, y actualmente, con el recurso contecioso-administrativo contra la reapertura de las delegaciones en Reino Unido e Irlanda, Alemania, EEUU, Italia, Suiza y Francia, la inversión, la creación de empleo y la acción exterior de la Generalitat.

“Menudo diálogo el suyo”, espetó, para, a continuación, unir lo anterior con la “represión, los presos políticos, la represión y la falta de independencia de la justicia”.

“España una, grande y centralizada”, zanjó.