Este colectivo emitió un comunicado para mostrar su disconformidad con una práctica que se ha sucedido en España, “independientemente del partido político” que ha estado en el poder.

Comentó que la discrecionalidad del Ejecutivo a la hora de nombrar embajadores, “no puede ni debe convertirse en arbitrariedad, basarse en criterios partidistas o servir para garantizar una salida institucional para personas a quienes se quiera beneficiar, en detrimiento de los funcionarios diplomáticos, que son los profesionales en esta materia”.

Dejó claro que “ser embajador de España no se improvisa ni se aprende en unos pocos años”, ya que es la “consecuencia última” de una carrera profesional que comienza tras superar unas “exigentes oposiciones, a las que sigue una dilatada experiencia tras muchos años de trabajo consagrados a salvaguardar los intereses de España tanto en el extranjero como en nuestro país”.

ADE recordó que el Reglamento de la Carrera Diplomática, ahora bajo revisión, establecía varios requisitos ineludibles para llegar a ser jefe de misión diplomática y entre ellos el haber cumplido, como mínimo, 20 años de carrera. “No se entiende, en buena lógica, que un funcionario tenga que haber cumplido 20 años de ejercicio de su profesión y haber ocupado una serie de puestos de responsabilidad diplomática para aspirar a ser embajador, y quien es nombrado por razones partidistas, ninguno, según el colectivo.

Por esa razón, dejó claro que los nombramientos de embajadores “políticos” se han de limitar “al máximo” y “sólo aplicarse muy excepcionalmente en los casos en que un determinado nombramiento favorezca de modo indiscutible el interés de España”.

Afirmó que el ministro de Asuntos Exteriores Unión Europea y Cooperación, Josep Borrell, ha reiterado su voluntad de profundizar en la profesionalización de la Carrera Diplomática, y se ha referido a la necesidad de que las embajadas sean atribuidas según criterios de estricto mérito y capacidad entre diplomáticos de Carrera, salvo casos muy excepcionales.

Por ello, ADE confió en que estos nombramientos sean “verdaderamente casos muy aislados” y que su crítica sirva para una “óptima toma de decisiones en beneficio de los intereses de España en el ámbito de nuestra política exterior”.