Según informó Compromís, su portavoz, Carles Mulet, considera que ”el problema del Valle de los Caídos no solo es Franco, es el propio Valle”. Por ello, exigió “demoliciones” y que “se dinamite, se roture, se machaque, y que se recicle el granito para aceras”, ya que considera importante “eliminar todos los símbolos que impiden que sea un supuesto lugar de reconciliación”.

Este senador defendió la necesidad de “desacralizar el lugar, sacar a la orden religiosa y desmontar la cruz que preside este espacio y que es una cruz fascista”, así como que “los expertos estudien qué hacer con los restos que no se pueden sacar del valle”.

Además, Mulet pidió que cualquier intervención del Gobierno de Pedro Sánchez “se haga desde el profundo respeto hacia los demócratas y antifascistas que lucharon y acabaron castigados y enterrados junto al verdugo y golpista contra cuyas ideas lucharon”.

El senador, que ha presentado varias preguntas y solicitado información sobre los costes de mantenimiento de este “mausoleo fascista”, puntualizó que “sacando a Franco no cambia todo, ya que siguen habiendo allí decenas de miles de sus víctimas enterradas, sin que ninguna de ellas lo deseara”.

"ESPACIO TEMÁTICO" DE LA DICTADURA

Este representante de Compromís añadió que el Valle de los Caídos “sigue convertido en un espacio temático repleto de elementos de una dictadura”, tales como águilas de San Juan, ángeles con espadas, el fresco de la cripta sobre las tumbas de Franco y José Antonio y, especialmente una cruz que no es una verdadera cruz cristiana, sino “una cruz de castigo”.

Mulet remarcó que se ha de exigir al Estado la salida de los restos del dictador o del fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, y entregárselo a sus familiares, pero también garantizar la exhumación de todas las víctimas. “El Estado no puede escatimar en sacar del mausoleo de los horrores a las víctimas del franquismo, fueran del bando que fueran”, y añadió que “la excusa del mal estado de algunas de las galerías no ha de impedir la salida de los cuerpos y entrega a sus familiares, o darles sepultura en lugares dignos”.

Terminó recordando que el gasto ordinario y de las actuaciones de emergencia que se realizan en el Valle de los Caídos asciende a 1,8 millones de euros anuales, que se trata de un “asunto de Estado donde debe haber una implicación máxima” y que “la manera más digna de resignificar el lugar es haciéndola desaparecer de la faz de la tierra y devolver la montaña a la naturaleza”.