Así lo afirmó en el acto de intercambio de carteras con su predecesor, el hasta ahora ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, en la sede del ministerio, en Madrid. Éste, tendió la mano a su sucesora y la advirtió que ha sido y será “abogado” del pacto educativo.

“Hoy la ciudadanía nos reclama con razón acordar, pactar, porque la educación es mucho más que las legítimas ideologías en las que nos reconocemos. Buscamos una educación inclusiva, integradora, comprensiva, bilingüe en unos casos, trilingüe en otros, respetuosa y cultivadora de las lenguas cooficiales, signo indiscutible de nuestra personalidad, de la diversidad de España”, apuntó.

Celaá agradeció el “mucho trabajo” realizado realizado por Méndez de Vigo y dijo asumir el cargo con “sencillez y mucho honor”. “Creo adivinar, ministro, que ni el que cede el testigo se libera del todo, ni el que lo asume percibe el peso extraordinario de una nueva carga, pues la preocupación por la tarea de educación en España nos viene acompañando toda la vida”, le dijo a su antecesor.

La nueva responsable de las políticas educativas reconoció que aunque existen “miradas distintas” tendrán que trabajar “en la misma dirección” porque considera que “la educación es el eje del cambio”.

También dijo que es obligación del Estado “cuidar con esmero de la educación”, concepto que acompañó en el caso de la pública con de los términos “gratuidad” y “universalidad” y en el caso de la concertada con los de “calidad exigible” y “atendiendo a las necesidades reales de escolarización”. La nueva ministra también destacó que trabajará por la calidad en la Formación Profesional.

“Debemos cuidar a cada alumno”, prosiguió. “No podemos permitirnos el lujo de perder el talento de nadie si queremos aumentar el nivel de competencia y conocimiento de la sociedad española”, por lo que apuntó que su “primer desafío” será la calidad, en el binomio entre “excelencia y equidad”, para que todos los alumnos, al margen de su “ritmo de aprendizaje, aprendan lo más posible” y para que “nadie quede abandonado a su suerte”. “Sin el cuidado de la educación no habrá progreso humano ni social, ciudadanía ni reivindicación”, concluyó.

AGRADECIMIENTO

Méndez de Vigo dijo que sus palabras sólo eran de “agradecimiento” pues el ministerio que ha ocupado en los últimos tres años tras suceder a José Ignacio Wert es “una gran casa”. “Ser ministra de Educación de España es un gran honor”, apuntó, para agradecer su colaboración con la educación al Rey, al presidente Rajoy, a su equipo y compañeros, a los consejeros autonómicos (a quienes calificó de “amigos leales y compañeros” y a toda la comunidad educativa, especialmente a la Conferencia de Rectores de las Universidades.

Desde su perspectiva, su labor ha tenido “cosas positivas” como “que la comunidad educativa tuviera certidumbres y seguridades”. Concluyó sus palabras diciendo que ser ministro fue “un honor”, ofreciéndose a “disposición” de Celaá y deseándola “toda la suerte del mundo”.

ANIMAL POLÍTICO

La nueva ministra estuvo arropada por su familia (incluidas sus nietas) y numerosas personalidades del socialismo, especialmente del PSE, como el secretario de política federal del PSOE y exlehendakari Patxi López, la presidenta del PSE, Idoia Mendía, y la portavoz de Educación del PSOE en el Congreso, Luz Martínez Seijo. A mitad del acto irrumpió el nuevo ministro de Cultura y Deporte, Màxim Huerta, que concitó numerosos flashes y murmullos de los asistentes en el vestíbulo del ministerio, repleto de personas también en las galerías superiores.

Su compañero de partido Patxi López se declaró “muy fan” de la nueva ministra, a la que calificó de “animal político” y presumió de que Celaá es “gran conocedora” del ámbito educativo y “muy respetada” por el sector. De ella destacó su etapa como consejera del ramo en el País Vasco, por sus medidas a favor del trilingüismo y apuntó a que será clave para el “diálogo” con el sector.