Así se expresó Nadal en un acto organizado por el Consejo Económico y Social (CES), donde afirmó, en relación con las demandas de la oposición, que “veo muchas posturas centradas en maximizar los objetivos medioambientales como si fuésemos Suecia, Finlandia o Dinamarca”.

En esta línea, sostuvo que eliminar la producción nuclear y de carbón para sustituirla por gas supondría un incremento del precio de producción de entre el 35 y el 50% sin reducir las emisiones. “No creo que sea sensato”, indicó.

A este respecto, recordó que la política energética tiene efectos de largo plazo, por lo que pidió “cierto grado de consenso” y que se aplique “el menor componente de ideología posible y el mayor de realidad”.

Además, señaló que a diferencia de lo que ocurre con el precio del petróleo, del que “podemos averiguar sus causas, pero poco más podemos hacer”, en la electricidad sí se puede actuar políticamente.

En este contexto, explicó que su política energética se resume en tratar de “cumplir las obligaciones medioambientales como un socio más de la Unión Europea, pero una vez cumplidas, hay que minimizar los precios”.

En cuanto a Europa, advirtió de que su “compromiso muy claro” con la reducción de las emisiones “no existe en otras regiones", como Estados Unidos o Asia. “Es muy excepcional cómo se está planteando la política energética con respecto a otras partes del mundo con las que compite”, sentenció.

Concluyó que “como la energía es un factor básico de competitividad para cualquier empresa, porque es un sector que produce costes a los demás y somos un país pobre en recursos energéticos, hay que tratar de tener el menor consumo posible al menor precio posible”.