Crecer en barrios más verdes tiene efectos beneficiosos en el desarrollo del cerebro

MADRID
SERVIMEDIA

Los niños y niñas que se han criado en hogares rodeados de más espacios verdes tienden a presentar mayores volúmenes de materia blanca y gris en ciertas áreas de su cerebro, lo que se traduce en una mejor función cognitiva, según un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).

El estudio, publicado en la revista ‘Environment Health Perspectives’, ha demostrado que la exposición a espacios verdes durante la infancia se asocia con cambios estructurales beneficiosos en la anatomía del cerebro.

Los investigadores del ISGlobal, centro impulsado por la Fundación Bancaria ‘la Caixa’, en colaboración con el Hospital del Mar de Barcelona, analizaron a 253 escolares.

La exposición a lo largo de la vida a espacios verdes en la zona residencial se estimó utilizando imágenes vía satélite de todas las direcciones de los participantes desde su nacimiento hasta el momento del estudio. La anatomía del cerebro se examinó por medio de imágenes por resonancia magnética tridimensional (IRM) de alta resolución. La memoria de trabajo y la falta de atención se evaluaron con tests por ordenador.

El autor principal del estudio e investigador del ISGlobal, el doctor Payam Dadvand, afirmó que “este es el primer estudio que evalúa la asociación entre la exposición a largo plazo a los espacios verdes y la estructura del cerebro. Nuestros hallazgos sugieren que la exposición a espacios verdes de manera temprana en la vida podría resultar en cambios estructurales beneficiosos en el cerebro”.

El análisis de datos mostró que la exposición prolongada al verdor se asoció positivamente con el volumen de materia blanca y gris en algunas partes del cerebro, las cuales se superpusieron parcialmente con las asociadas con puntuaciones más altas en las pruebas cognitivas. Además, los volúmenes máximos de materia blanca y gris en las regiones asociadas con la exposición a los espacios verdes predijeron una mejor memoria de trabajo y una menor falta de atención, que se encuentran entre las funciones cognitivas más importantes.

Según los autores del estudio, existe un vínculo evolutivo de los humanos con la naturaleza. En consecuencia, se argumenta que los espacios verdes proporcionan a los niños oportunidades de restauración psicológica y estimulan ejercicios importantes como el descubrimiento, la creatividad y la asunción de riesgos, lo que a su vez se cree que influye positivamente en diferentes aspectos del desarrollo del cerebro.

(SERVIMEDIA)
23 Feb 2018
ABG/caa