Un menor con espina bífida tiene que ducharse en una sala de limpieza del Doce de Octubre por falta de accesibilidad, según la familia
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La familia de un menor con espina bífida ha denunciado que cuando permanece hospitalizado en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid tiene que asearle en un cuarto de la limpieza del centro porque el cuarto de baño de la habitación no reúne las necesarias condiciones de accesibilidad para duchar al niño.
La madre del menor, Olga Llorente del Valle, denuncia que ha tenido que duchar a su hijo de 13 años en la sala de la limpieza del hospital cuando ingresó para ser intervenido quirúrgicamente.
El paciente, Yago, es un adolescente de 13 años con espina bífida que no puede caminar y se desplaza en silla de ruedas. Desde noviembre de 2016 ha tenido que pasar por varias intervenciones quirúrgicas en este centro hospitalario y los problemas comenzaron en la planta de Traumatología, según la versión de la familia.
En declaraciones a Servimedia, Llorente explicó que “en la UCI no hemos tenido problemas porque mi hijo está en la cama pero cuando nos asignan la habitación vivimos una verdadera pesadilla. Al ser compartida, la silla de ruedas se convierte en un obstáculo para la otra familia porque no cogemos todos en la habitación”.
A esto se añade que “tampoco me dejan poner la silla en el pasillo y con toda la razón porque molestaría para las camillas. La única solución es dejarla plegada en el coche y cuando la necesitamos para sentar a Yago la subimos porque son las piernas de mi hijo”.
Por si todo esto fuera poco, la madre de Yago aseguró que “antes de operarle nos piden que le duchemos por una cuestión de asepsia y aquí comienzan otra vez los problemas. Las duchas del hospital no están adaptadas para casos como el de mi hijo, quien no se sujeta solo y tenemos que lavarle. En los platos de ducha no hay ni siquiera sillas para intentar sentarle, por lo que en una ocasión tuvimos que ducharle en un cuarto de limpieza donde hay un plato de ducha muy largo y con una silla de PVC pudimos lavarle con el consiguiente riesgo de caída”.
Olga Llorente, fisioterapeuta infantil de profesión, recuerda todo esto con angustia porque el próximo lunes, 19 de febrero, vuelven a intervenir a Yago para fijarle la columna con barras. “A la angustia de la operación se añade el estrés de que pasará después durante nuestra estancia. Del personal del hospital no tengo ninguna queja porque nos dan todo lo que pueden y yo sé que estoy en un hospital y no en un hotel. No pido una habitación con vistas. Solo pido un lugar que esté adaptado a las necesidades de mi hijo y que esto sirva para otros niños con las mismas dificultades”.
(SERVIMEDIA)
16 Feb 2018
ABG/gja