Pérez-Llorca advierte de que la independencia de Cataluña "descalificaría" la Constitución

- Cree que al reformar la Constitución habría que eliminar todas las disposiciones transitorias, incluida la relativa al País Vasco y Navarra

MADRID
SERVIMEDIA

El ponente de la Constitución José Pedro Pérez-Llorca advirtió este miércoles de que la independencia de Cataluña no solo sería un "extraordinario fracaso histórico" sino que además "descalificaría" la transición a la democracia y la propia Carta Magna.

Pérez-Llorca compareció ante la comisión de estudio sobre el modelo territorial impulsada por el PSOE en el Congreso de los Diputados, y alertó de que los ponentes vivos de la Constitución han sido llamados "después de una tormenta" y cuando no se sabe lo que va a ocurrir, si se abrirá una etapa de "moderación" o más bien de "ciclogénesis explosiva" o de "surrealismo cibernético".

Dejó claro que está "desacostumbrado a guerras políticas" y se mostró dispuesto a hacer "un gran esfuerzo por ser sincero" y decir lo que piensa aun a riesgo de romper los límites de la corrección política, con modestia y sin pretensión de "dar lecciones" a nadie.

Alertó de que el sistema autonómico es "muy complejo", algo "lógico" dada la complejidad también de España, y es asimismo "muy conflictivo". Reconoció en ese punto con autocrítica que el modelo "tiene defectos de diseño" y entre otras cosas es "costoso, entre paréntesis caro".

Sin embargo, se mostró convencido de que desde fuera los españoles son vistos como "más parecidos que diferentes", y recordó que, de hecho, el término "español" se dio primero fuera de España. La pregunta clave, precisó, es si esa complejidad avanza hacia mayor integración o hacia la desintegración, y desde su "lealtad primordial" a España expresó su opinión de que dada su extensión geográfica, su población y su historia es "el nivel más adecuado" para el progreso de la libertad y la solidaridad.

Apostó abiertamente por mejorar "el autogobierno de España" de acuerdo con el interés general y alertó de que la independencia de Cataluña, "que todos decimos que es imposible, pero si se produjera", sería un "extraordinario fracaso histórico" que acarrearía "unos males sin fin" a los catalanes y a los demás españoles, y que "descalificaría toda la época de la transición y la Constitución".

Pérez-Llorca reconoció que en la redacción de la Constitución "cometimos errores" y subrayó que junto al proceso constituyente explícito en el que trabajaban los ponentes había uno "implícito" cuya decisión más relevante fue la instauración provisional de la Generalitat de Cataluña y el regreso de su presidente, Josep Tarradellas. "Se nos movía el dibujo mientras lo hacíamos", explicó.

Reconoció también que, aunque en el nacionalismo hay "perfectos caballeros y damas, gente estupenda y correctísima", los ponentes pecaron de "cierta ingenuidad" y del otro lado ha habido "cierta deslealtad". "El tema de nuestro tiempo", sentenció, es "ver si podemos rehacer un proyecto común, cosa que está dificil".

"ENTREGAR EL CORDÓN DE MI CORPIÑO"

Parafraseando la copla que dice "pa qué me quieres pedir lo que no te puedo dar", alertó de que no ve que "en la solución concesiva el grueso del nacionalismo acepte nada que no sea la llave dorada para un referéndum pactado que lleve a la independencia sin sobresaltos" y eso, dijo regresando a la copla, "es entregar el cordón de mi corpiño".

Desde el otro lado, aseguró, tampoco se puede caer en "devuélveme el rosario de mi madre y quédate con todo lo demás". "Hay que hacer un intento", aseguró, dejando claro no obstante que él está "muy contento de no tener que participar". Apostó, en ese sentido, por tomar "medidas de integración, puesto que nos amenaza la desintegración", por ejemplo en el ámbito de las lenguas, que deben ser objeto de protección pero que suponen más riqueza "si nos podemos entender todos en una lengua común".

Se refirió a la enseñanza como "el pecado original" en la Constitución, "nuestro gran error", que había quedado mejor regulada en la Carga Magna de la Segunda República y sobre la que hubo un enorme debate dentro de la ponencia pero sobre todo fuera, de naturaleza ideológica entre la izquierda y la derecha.

Reconoció que existe una "laguna" en la Constitución y que "en condiciones de presión y temperatura que ahora no se dan bien se podría dar un repaso a estas cuestiones".

Se mostró convencido de que la manera de estar en Europa es "a través de España", pero que, en contra de lo que dice la Constitución, la trasposición de las directivas la han asumido las comunidades autónomas, de forma que hay varias diferentes y "lo que Europa quiere armonizar aquí lo desarmonizamos".

Hay artículos que nunca se han aplicado, puntualizó, y con un contenido "poderoso", menos del que permitió construir los Estados Unidos. Su apuesta, sentenció, es "solo la Constitución pero toda la Constitución".

Se refirió al Estado del bienestar como un patrimonio consolidado de todos los demócratas en el que la pregunta no es si "todos queremos más" sino "hasta dónde podemos llegar", cómo se puede financiar y quién hace qué.

Sobre el debate federal, precisó que no tiene "nada que objetar" pero que el federalismo más alla de "sonar muy bonito" cobija a "realidades muy distintas" y es necesario establecer qué modelo interesa como inspiración. Yogoslavia, precisó, es un modelo de constitución federal fracasada y el ejemplo de "camino que no debemos nunca recorrer".

En respuesta a una pregunta del portavoz de UPN, Íñigo Alli, aseguró que al reformar la Constitución habría que eliminar todas las disposiciones transitorias, incluida la cuarta que preve la posible incorporación de Navarra al País Vasco porque "eran para transitar y ya hemos transitado". Podría haber nuevas disposiciones transitorias pero las originales "no sirven ya para nada, habría que quitarlas todas".

(SERVIMEDIA)
10 Ene 2018
CLC/gja