Después de visitar la capilla ardiente de Marín en el Congreso de los Diputados, Posada explicó que tiene de él "muy buenos recuerdos", por ejemplo de su labor como "magnífico" presidente de la Cámara, "quizá el que más ha hecho" por la modernización de su funcionamiento.

Recordó sobre todo la época entre 2002 y 2004, cuando él presidía la Comisión de Asuntos Exteriores y Marín ejercía como portavoz socialista, años "tremendos" por la guerra de Irak en los que tuvo "alguna intervención de las más brillantes que he oído en esta Cámara, y llevo muchos años". "Era un extraordinario político y menor persona", concluyó, por lo que su muerte es una "pérdida verdaderamente enorme para todos".